lunes, 25 de enero de 2010

Vente a Alemania, Pepe


Normalmente no me gusta mucho ver las películas que echan en televisión. Con los anuncios, la cosa se prolonga demasiado, y además rara es la vez en la que se emiten en versión original. En este caso, la película era española, y además sin publicidad, como manda la nueva filosofía del ente público. Ya que ahora tengo que pagarla con mis impuestos, por lo menos he decidido hacer un poco más de uso de TVE. Además, si el producto es bueno, bonito y barato, mucho mejor. En este caso se trataba de "Vente a Alemania, Pepe", largometraje español de los 70, en el que se refleja el tema de la inmigración de los sufridos españolitos de la época a otros países europeos (en este caso, Alemania Federal).
Aunque se trate de una comedia, se puede ver que nuestros paisanos las pasaron bastante canutas. Sin saber el idioma, y haciendo pluriempleo, salieron adelante en una sociedad que los miraba con condescendencia, cuando no con desprecio.
La película en sí no es ningúna maravilla del séptimo arte. No hay efectos especiales destacados, ni encuadres maravillosos, ni "flash backs", ni trucos ni nada que se le parezca. Incluso se percibe un cierto mensaje político tipo "España es donde mejor se vive". Aún así, dentro de su sencillez me parece magnífica. Es en cierto modo un reflejo sociológico del fenómeno de la emigración. Pero por encima de todo, cuenta con un elenco de actores geniales, haciendo papeles que les van como anillo al dedo. Landa y Sacristán han demostrado que pueden hacer muy bien papeles serios, pero en los cómicos pocos les pueden hacer sombra. Y mención especial para Antonio Ferrandis que demostró a lo largo de su carrera ser un actor como la copa de un pino. Es una pena que la mayoría de la gente sólo le recuerde como "Chanquete", papel que, por cierto también bordó.
Destacar las referencias al Altoaragón que se hacen en la película. Una pareja es de Velillas, una chica de Barbastro y se hace referencia al dueño de un bar originario de Sabiñánigo. Por cierto, la pareja de Velillas pensaba montar. una gasolinera para situarla junto a la autopista que se estaba construyendo. Parece que 40 años después, habrá una autovía que pase por allí.
Mucho se habla ahora del papel que tiene que jugar España como país receptor de emigrantes. Si todos los que vinieran a nuestro país fueran como los que mandamos nosotros a Europa en los 60 y 70, el problema de la inmigración sería mucho menos problema.

miércoles, 13 de enero de 2010

La historia prohibida del Sáhara Español


En uno de mis lejanos días de escuela, un compañero vino un día a clase con un atlas del año de la polca. El profesor, al hojearlo, dijo: ¡Pero qué viejo es ésto, si sale el Sáhara Español! Ese menosprecio consiguó en mí el efecto contrario al esperado, y no descansé hasta que conseguí poder echarle un vistazo a tan obsoleto libro. Efectivamente, aparecía el Sáhara Español, además de la Guinea Española, el Rif y el Ifni, últimos vestigios del imperio "do no se ponía el sol". Aunque fuesen poca cosa, siempre me han interesado todos los asuntos relacionados con nuestro imperio de bolsillo.
Hace poco el asunto del Sáhara Occidental volvió a salir a la palestra por la huelga de hambre de la saharaui Aminatou Haidar, que puso en jaque a la diplomacia española. Hasta que, mal que bien, y con ayuda internacional, se salió del paso , aunque el problema de fondo siga enquistado. Ávido de conocer más sobre el asunto, cayó en mis manos el libro "La historia prohibida del Sáhara Español", del periodista Tomás Bárbulo, buen conocedor de la problemática, ya que vivió en el Aaiun hasta el fin de la ocupación española. El libro cuenta la historia del Sáhara Occidental desde el principio de la colonización hasta nuestros días. Curiosa es la explicación de la forma tan curiosa de sus fronteras. Están, como la mayoría de los países africanos, trazadas con tiralíneas, aunque con algunos giros un tanto extraños.¿La razón? Esas fronteras se discutieron con los franceses, que no dudaban en mover un poco la línea para pillar en su territorio yacimientos mineros o zonas con determinadas riquezas. La endeblez de nuestra política exterior actual es evidente, pero la cosa viene de lejos. El pasotismo siguió unos cuantos años, hasta que a mediados del siglo XX empezamos a tomarnos la colonización un poco más en serio. Se descubieron yacimientos de fosfatos, e incluso se hizo al territorio una provincia española, para intentar burlar el mandato de descolonización de la ONU. Pero no coló. Además, a principios de los 70 se fundó el Frente Polisario, grupo armado cuyo objetivo era la independencia. Viendo el panorama, España decidió irse. Pero Marruecos vio con ojos golosos el territorio y empezó a presionar al gobierno español para apropiárselo. La ONU dijo que "nones", que había que hacer un referéndum. Marruecos organizó la Marcha Verde, y Arias Navarro no se complicó la vida. Dividió el territorio en dos partes, una para Marruecos y otra para Mauritania y los saharauis que se apañen. Marruecos entró a saco, y los saharauis tuvieron que huir y refugiarse en campamentos. El Frente Polisario consiguió echar a los mauritanos de su parte, lo que aprovechó Marruecos para apropiarse de todo el territorio. Hizo unos muros defensivos aislando al Polisario y allí se han quedado. En el libro se cuenta muy exhaustivamente lo que yo he relatado en unas lineas. Está muy bien documentado, y es lectura muy recomendada para todo aquél interesado en el tema.
La retirada del Sáhara Español es, probablemente el más vergonzante episodio de nuestro poco enriquecedor pasado colonial. Los principios se dejaron a un lado y se impuso una "realpolitik" que, a diferencia de lo que suele ser habitual, tampoco supuso ninguna ganancia material. Tampoco ha sido la única vez que hemos hecho mal las cosas. La independencia de Hispanoamérica fue precedida de una sangrienta guerra. El "Desastre del 98", fue eso, un desastre. Y la situación actual de Guinea Ecuatorial (con un dictador de la peor ralea, la etnia bubi sometida a los fang, extrema pobreza a pesar del dinero que deja el petróleo, y la isla de Annobón convertida en un gigantesco basurero) es lamentable.
Sirva como ejemplo de hacer las cosas bien el imperio británico y su Commonwealth. Algo de razón tenía Juan Luis Guerra, cuando decía:"Será porque aquí no hablamos inglés". Aunque peor sería para él hablar francés. Ello significaría vivir en Haití, un país mucho más pobre y violento (terremotos aparte) que su compañero insular, la República Dominicana.