martes, 6 de septiembre de 2011

I Media Maratón de Maidenhead

Llevaba casi un año sin correr una media maratón. Lo que para la mayoría de los mortales es algo absolutamente normal y deseable, para mí era algo imperdonable. Así que el domingo pasado, se me presentaba la oportunidad en Maidenhead, una ciudad muy cercana a Slough. Una vez descubiertas las enormes posibilidades atléticas de esta zona, esto tiene que ser un "no parar", en busca del tiempo perdido.
El domingo por la mañana amaneció nublado. Aquí, la verdad, eso tampoco dice mucho. Es habitual que el tiempo cambie varias veces en el mismo día. Lo malo es que esta vez fue a peor. Cogí el tren en la estación de Langley y en unos 15 minutos ya estaba respirando el mágico ambiente pre-competición. En un aparcamiento cercano al ayuntamiento de Maidenhead estaba instalada el área de salida con algunos puestos donde vendían comida o ropa deportiva, urinarios portátiles y la zona de inscripción. Nada menos que 24 libras me soplaron por apuntarme. La inscripción anticipada eran 20, que tampoco es ninguna ganga. Los más de 1500 participantes otorgaron una gran ambiente a la prueba, aunque, debido a un grave error de organización, provocaron el primer problema. El trazado contaba con un bucle de apenas medio kilómetro que volvía a pasar por la linea de salida. Eso hizo que los primeros atletas se encontraran con los que todavía estaban saliendo, y que muchos de éstos se confundieran y no hicieran el bucle. Además, las primeras calles no eran muy anchas, por lo que el primer kilómetro lo hice bastante despacio, hasta que se aclaró un poco el panorama. La primera parte de la prueba resultó un poco decepcionante. Se trataba de una carretera en la que los corredores ocupábamos un carril y los coches el otro. Por suerte, al rato nos desviamos por una senda que se internaba en un bosque, por lo que el panorama cambiaba totalmente. Me encontraba bastante bien, aunque temía que se me hiciera un poco larga la prueba, debido a mi falta de entrenamiento. La prueba atravesó dos o tres pueblos de la zona, donde los pocos aficionados animaban con muchas ganas. A partir de la milla 7 empecé a notar mis piernas cargadas. El asfalto estaba empezando a pasar factura. Pero mis males no terminaron allí, ya que una o dos millas después empezó a llover. De forma tímida al principio, pero con bastante fuerza después, haciendo mis últimos kilómetros más épicos si cabe. La esperanza de llegar a meta y recibir una montaña de obsequios me dieron las fuerzas para sobreponerme al aguacero y al dolor de piernas. Pero mi decepción fue mayúscula al llegar a linea de meta y recibir un humilde plátano, un más humilde vaso de agua y una bonita aunque poco práctica medalla. Ni camiseta, ni cinta para el pelo ni nada que se le pareciera. No sé en qué se emplearon mis 24 libras de inscripción. Por lo que presumía la organización, una parte iba destinada a caridad. Pero hay que tener una piedra en vez de corazón para no darle ni un mísero refresco a un atleta que ha completado una media maratón.Mi marca fue bastante correcta:1 h 40' 25''. Alejada de mi plusmarca personal, pero bastante buena si se tiene en cuenta mi falta de preparación, el caos en la salida y el viento y la lluvia de los últimos kilómetros.
Tenía que trabajar por la tarde, así que no tenía mucho tiempo para disfrutar de ambiente post-competición. Pero al ir a recoger mi mochila, me encontré con un auténtico caos. Las habían metido en un par de furgonetas en los que se había intentado poner un orden de acuerdo al dorsal. Pero al haber tantas, las tuvieron que colocar sin orden ni concierto. Así que 3 voluntarios hacían lo que podían dentro de la furgoneta, pasando un mal rato, aunque no tanto como los atletas que esperábamos pacientemente bajo la lluvia a que nuestra bolsa apareciera entre el revoltijo formado .Hubo gente que tuvo que esperar más de media hora. Apenas conseguí mi mochila, me cambié (no había duchas, otro fallo más de la organización) y salí pitando a la estación. Mi cuerpo me pedía quedarme en casa, comer tranquilo, echarme una siesta y ver el España-Lituania del Eurobasket. Pero no le pude satisfacer, ya que a las 2 de la tarde me tocaba trabajar, lo cual se me hizo tanto o más duro que la media maratón.
En resumen, una prueba con un recorrido, en general, muy agradable, pero lastrada por sus fallos organizativos. Algunos comprensibles dado que es la primera edición. Pero lo que no les perdono es que me cobren 24 libras y no me den ni una triste camiseta de algodón. Algo de masocas tenemos los corredores. Porque a pesar del timo, y aún con las piernas doloridas, ya estoy pensando en la próxima...