martes, 30 de abril de 2013

El mejor trabajo del mundo


El departamento de Turismo del estado australiano de Queensland, lanzó hace unos años una campaña publicitaria basada en ofrecer un empleo de vigilante de una isla paradisiaca. Básicamente, la persona elegida debía darse paseos por la isla y contar sus peripecias en internet, ganando un pastón por ello. No es de extrañar que el puesto ofertado se publicitase como "el mejor trabajo de mundo". Sin negar que el trabajo de marras sea más que apetecible, me pregunto si realmente puede haber un "mejor trabajo del mundo".
Existen algunos elementos objetivos para medir la calidad de un empleo. Poderoso caballero es Don Dinero, así que el salario es un factor importante. Todos querríamos ganar más haciendo lo mismo. Otro rasgo sería el tener unos horarios razonables. Por mucho que guste un trabajo, normalmente, el que echa muchas horas en el "curro" es, o porque no tiene otro remedio, o porque va a ganar más dinero. La tercera pata del banco (aunque quizá la más importante) sería la vocación. Estar haciendo lo que se nos da bien y nos gusta. Otros factores serían un buen ambiente de trabajo, posibilidad de aprendizaje y promoción,etc.
Todos estos elementos se suelen utilizar para hacer listas de los mejores trabajos, o las mejores empresas para trabajar. Pero estos estudios no tienen en cuenta que "para lo que unos es trapo, para otros es bandera". El mismo puesto puede ser una bendición para alguien y una tortura para otra persona.
En mi caso, al no tener una vocación definida, he ido dando tumbos en mi periplo laboral con una suerte desigual. Después de haber probado casi de todo me he dado cuenta de lo que más valoro: Hacer algo que me guste, que se me dé bien, en un entorno agradable, desempeñando tareas variadas, teniendo contacto con gente, haciendo una jornada razonable, cobrando un salario decente y aprendiendo continuamente.
Tras una irregular trayectoria.  hace unos meses, encontré un trabajo con las siguientes características:
-Jornada de 30 horas a la semana repartidas en 4 días, de lunes a jueves.
-Mis jefes me respetan y no me "exprimen", a diferencia de lo que suele ser habitual por estos lares.
-El salario es razonable y más que suficiente para mi estilo de vida.
-Tengo contacto con gente, pero no les tengo que vender ninguna moto.
-Las tareas son variadas y las puedo desempeñar correctamente.
-La filosofía de la empresa no choca ni con mi ética ni con la legalidad.
-Puedo ir al trabajo andando (en Inglaterra hacía lo mismo, pero en este caso sólo me ocupa unos 8 minutos).
-La formación corre a cargo de la empresa, y no es sólo técnica.
Con todo esto, no sé si puedo decir que tengo "el mejor trabajo del mundo". Pero lo que tengo claro es que es el mejor que he tenido; y he tenido unos cuantos.

jueves, 18 de abril de 2013

Jorge Vestrynge: El camaleón

El otro día no pude asistir a la conferencia de Miguel Ángel Revilla, ya que el aforo estaba completo, y nos quedamos muchas personas en la puerta. Esta vez no quería que me pasara lo mismo y me presenté con tiempo a la charla que iba a dar otro personaje político peculiar: Jorge Vestrynge.
Sus detractores, que los tiene a patadas, tienen un argumento muy fácil para desacreditarlo: su camaleonismo político, que le ha llevado a ser secretario general de AP, militar en el PSOE y asesorar nada menos que al ejército bolivariano de Venezuela, sin olvidar sus inicios en los que coqueteó con el fascismo. Semejante currículo puede indicar dos cosas: O que se es alguien sin escrúpulos que busca el sol que más calienta, o se es una persona que se plantea las cosas y evoluciona. Con la intención de descubrir en qué grupo está Vestrynge, me presenté en su charla, que llevaba el poco sutil título de "¡Viva la República!".

Como era de esperar con ese encabezamiento, la charla fue un compendio de críticas al sistema político actual, centrando sus dardos en la monarquía. Después de tantos años en los que había un consenso en no hablar mal del rey, parece que se ha levantado la veda (nunca mejor dicho, dadas las aficiones cinegéticas del Borbón) y se le ataca por todos los frentes. A mí, debido a los precedentes que hemos tenido en España de gobiernos republicanos,a cual peor, nunca me ha despertado mucha confianza esta forma de gobierno. Pero Don Juan Carlos ha sido capaz, con su torpeza, de convertir un movimiento casi folclórico hace unos años, en una opción en la que no es descabellado pensar a medio plazo.
Pero Vestrynge no pudo evitar salirse del guión, y nos ha expuesto sus particular visión de la economía, defendiendo el proteccionismo, o sobre la inmigración, siendo partidario de limitarla. Ni los socialistas, ni, por supuesto, los populares, se han librado de sus puyazos. Resulta difícil adscribir a alguien con unas ideas tan variopintas en un sistema político definido, pero él se define como nacional-comunista.

Tras la charla, que se me hizo realmente amena, no sólo porque Vestrynge es un buen orador, sino porque es una persona realmente culta y con experiencia, llegó el turno de las preguntas. Es la ocasión que esperan algunos miembros del público para lucirse. Baste decir que los tres primeros, ni siquiera llegaron a formular una pregunta como tal, y que renuncié a seguir la inconexa perorata del segundo, aprovechando para hojear un libro que me había llevado hasta que terminó su discurso, que no cuestión. No sé si esta gente se dará cuenta de que ni yo, ni el 99 % de los que estábamos allí no habíamos ido a escucharles a ellos, sino a Jorge Vestrynge. Por suerte, hubo algunos espectadores con menos afán de protagonismo que se limitaron a hacer preguntas, y dejar que el protagonista siguiera exponiendo su particular visión de la vida, adornada con algunas anécdotas realmente interesantes.
Tras casi dos horas, que se me pasaron volando, se dio por concuida su disertación. No puedo decir que esté de acuerdo con todas sus ideas, pero Jorge Vestrynge me parece un personaje de lo más interesante. Ha sido muy criticado por sus "cambios de chaqueta", acusándolo de incoherencia. Yo lo veo de otra forma. Para mí es una persona que ha sido capaz de ponerse en duda y evolucionar. Muy alejado de los políticos pesebristas que siempre se han cobijado a la sombra de un partido y nunca se han cuestionado nada del mismo. Sólo por eso se merece mi respeto.

lunes, 8 de abril de 2013

II 10 km Popular Walqa

En Huesca capital, el número de carreras es realmente escaso. Por eso, no se puede perdonar una. Este domingo tocaba una prueba de 10 km cuya primera edición se celebró el año pasado. Entonces me pilló muy a desmano. Por eso este año ha sido mi debut en la misma.
 Se trata de un circuito de asfalto por las afueras de Huesca, saliendo del Polígono Tecnológico Walqa hacia la Plataforma Logística PLHUS (que debería llamarse MINHUS), y vuelta a Walqa.
 La mañana se presentaba fría pero soleada, sin apenas viento, por lo que la climatología no iba a servir de excusa para los atletas quejicas.
 Habiendo hecho mi última media maratón a 5 min/km, me había puesto el objetivo de correr este 10.000 a 4 y medio el kilómetro, por aquello de tener una referencia. Al primer kilómetro me di cuenta de que me iba a servir, ya que lo clavé a 4'30''. Creo que hubiera sido una buena liebre de haberme consagrado a ello hace años. Enseguida me sumé a un grupillo con el que fuimos relevando en armonía durante casi toda la prueba, hasta que a falta de 3 km, se empezaron a descolgar unidades. Allí es cuando se empeza a notar quién ha regulado bien y quién no. Al volver a Walqa, aún había que hacer un par de kilómetros por el polígono. Había ido bajando ligeramente de mi objetivo y gasté mis últimas reservas en mantener el ritmo, apurando un poco al final. El esfuerzo tuvo su recompensa en los 43'48'', con los que bajé más de un minuto de mi objetivo inicial. Evidentemente, el esfuerzo en una carrera de 10 km es mucho menor que en una media maratón, pero el ritmo es más agónico, con lo cual, a veces incluso se puede acabar sufriendo más. Pero todo esfuerzo tiene su recompensa.   En este caso, aparte de la satisfacción personal, la bolsa del corredor contenía una lata de bebida isotónica, dos botellines de agua y la tradicional camiseta técnica, mucho más útil que la inevitable medalla que me tocaba invariablemente en suerte cada vez que corría en Inglaterra.
No se trata de una prueba muy masificada. Estábamos poco más de 100 atletas, lo cual para mí es preferible a una prueba multitudinaria. Lo que ya no me gusta tanto es que la participación femenina fuera sensiblemente inferior al 10% del total. Mucho se quejan las feministas de que si hay pocas mujeres en consejos de administración. Hasta que eso se equilibre, no estaría de más que se apuntaran a carreras de éstas para fomentar la igualdad. Cosa que sí sucede en el Reino Unido, donde el procentaje de féminas supera el 40 %. Siguiendo con las comparaciones, otro detalle que me llamó la atención: El último atleta que arribó a la meta hoy, apenas pasó de la hora, es decir a 6 min/km. En mis carreras en tierras británicas, había mucha gente con ritmos muy inferiores. Es decir, van a las carreras a pasar el rato, sin haberse preparado exhaustivamente y sin ninguna intención de disputar. Aquí la mayoría vamos con el cuchillo en los dientes, y si no estamos finos, ni nos planteamos participar.
Dejando las comparaciones aparte, he acabado muy satisfecho de la prueba de hoy. No sólo por mi rendimiento, sino porque es una prueba de las que me gustan. Humilde, bien organizada y no muy masificada. Que pase la siguiente...