miércoles, 18 de mayo de 2016

Adiós, Borinquen querida

 Hace un tiempo, descubrí que en Puerto Rico hay un grupo partidario de la reunificación con España (MRE). Acostumbrado a los movimientos secesionistas, me llamó la atención uno de signo inverso, y me interesé por sus principios y actividades.
 Poco antes de emprender mi viaje a Puerto Rico, vi en su página de Facebook que iban a realizar una asamblea en San Juan  coincidiendo con mi último día en el país.
Teniendo esa posibilidad en el horizonte, disfruté de mi estancia en las cálidas tierras boricuas hasta que llegó el último día. Me había quedado con ganas de alquilar un coche y visitar algunos lugares como Ponce y la parte oeste de la isla. Teniendo que coger un vuelo esa misma tarde, lo vi un poco precipitado.  Sobre todo considerando que una avería hubiera significado perder un vuelo transoceánico, así que lo dejé correr.
 La asamblea estaba situada en un barrio de las afueras. Y San Juan no es Huesca, así que no era sencillo llegar.
¡Qué ilusión me hizo volver a usar la peseta!
 El primer paso fue coger un autobús urbano que, en una media hora, me dejó en una estación de metro.  De allí el tren urbano me dejó en Río Piedras, desde donde tenía una buena caminata hasta el lugar del encuentro. Para orientarme contaba con un boceto de una ruta que sobre el papel parecía chupada, pero puestos en harina, me costó bastante seguir.
  Parecía que iba más o menos encaminado cuando una persona en silla de ruedas me pidió que le ayudara a llegar a una iglesia que estaba “allí al lado”. Aún no había hecho mi buena obra del día, así que me puse a empujar con ganas.  La iglesia no estaba tan cerca como me había hecho creer, y lo peor es que tuve que hacer varios giros que me despistaron por completo.  Así que en cuanto lo dejé, estaba totalmente desorientado.
 Pregunté a un amable viandante que me enfocó el sentido a seguir en una inmensa avenida, que parecía que no se acababa nunca. Tras un buen rato pregunté a un policía que me confirmó que iba bien encaminado hasta que me encontré con una farola que sujetaba un humilde cartel señalando el evento.
Costó llegar, pero mereció la pena

  Aún tuve que preguntar una vez más por el vecindario hasta que, por fin, llegué a mi destino.  De todas formas los boricuas son gente, en general, muy amable y abierta. Así que preguntarles era todo un placer. No iban a ser menos los asistentes a la asamblea. Antes de empezar el evento pude hablar con algunos de ellos y me sentí muy bien recibido.
Comienzo del acto
 En la asamblea se expusieron las ventajas que tendría para Puerto Rico la reincorporación a España. Hay que recordar que la isla fue parte de España hasta que ésta fue vencida en la guerra de 1898 por Estados Unidos y fue cedida en el Tratado de París. El movimiento alega que esta cesión se hizo ilegalmente sin el consentimiento de los puertorriqueños, que fueron tratados como botín de guerra.  También se comentó que gracias al artificio de considerar Puerto Rico como estado libre asociado, se pudieron burlar los mandatos de descolonización de la ONU. Curiosamente, en el momento de la guerra, Puerto Rico contaba con una constitución que le otorgaba más autonomía y una mayor representación en las Cortes Españolas de las que cuenta con Estados Unidos en el estatus actual.
 El fundador de este movimiento, José Nieves, hizo una encendida defensa de la reincorporación a España, haciendo hincapié en las ventajas económicas y sociales que tendría para los boricuas, y resaltando los lazos culturales y afectivos entre ambos países.
 ¿Mi opinión al respecto?  (A quien no le interese, se puede saltar algunos párrafos y seguir con el relato propiamente dicho). Por lo que he podido comprobar en mis breves visitas tanto a Puerto Rico como a los Estados Unidos, éstos han conseguido cambiar la fachada del país caribeño, dándole su toque característico. Pero el alma sigue siendo hispana, tanto en el idioma como en la forma de ser.  
 No obstante, la iniciativa de la reunificación cuenta con no pocos obstáculos entre los que se cuentan la educación que la nueva metrópoli ha instaurado (intentó acabar con el idioma español, pero no pudo), la existencia de una importante cantidad de ciudadanos subsidiados por el gobierno usense, el escaso peso diplomático de España, la emigración de millones de boricuas a los Estados Unidos con los lazos que ello genera, y por supuesto la lejanía de ambos territorios.  
  En cualquier caso, el propio pueblo puertorriqueño está bastante dividido. Algunos abogan por ser el estado nº 51, otros por obtener la independencia y no faltan quienes desean mantener el estatus actual. La opción de la reincorporación es bastante minoritaria, aunque está ganando presencia y visibilidad gracias al buen trabajo del MRE.
Asistentes a la asamblea
Sin ningún ánimo de injerencia ni atisbo de neocolonianismo, este movimiento cuenta con mi apoyo , aunque de momento sólo sea por estrechar lazos con nuestros hermanos de la bella Borinquen.
  ¿Y por qué no decirlo? Porque me gustaría que en mi próxima visita no me pida el pasaporte un empleado del U.S  Customs & Border,  que cuando en  el telediario den la hora digan una hora menos en Canarias y 6 menos en Puerto Rico y que pudiéramos contar con diputados en el Congreso  que hablasen con el cálido acento boricua, siguiendo la estela que dejó Ramón Power y Giralt (llegó a ser vicepresidente de las Cortes).
  Al final del acto, seguí conversando con unos cuantos asistentes, entre los que vi un nivel cultural y de conocimiento histórico impresionante. Incluso uno de ellos me preguntó si conocía la fabla al explicarle que venía de Aragón.
Los lazos culturales son evidentes
 Afortunadamente, no tuve que repetir la misma epopeya para volver al centro de San Juan. Un par de asistentes se ofrecieron, no sólo a acercarme al albergue a recoger la mochila, sino que además me llevaron al aeropuerto.  Como para no querer tenerlos como compatriotas…
Con este broche de oro, di por finalizadas mis vacaciones en Puerto Rico. No estuve mucho tiempo, pero fue suficiente para comprobar que el apelativo  de la “Isla del Encanto” es completamente atinado, y no sólo por sus bellos paisajes.