martes, 30 de agosto de 2016

PREPARANDO MI VIAJE: CÓMO GASTAR EL DEPÓSITO ANTES DE ARRANCAR

 A pesar de que mis viajes distan mucho de ser las clásicas vacaciones de quedarse en un sitio y descansar, normalmente aún me cansa más prepararlos. Este año no iba a ser una excepción, ya que, además mi plan era bastante ambicioso y complejo.
 Tras conocer la mayor parte de Europa, y haber visitado los Estados Unidos y Puerto Rico, le tocaba el turno a la aún desconocida para mí Sudamérica. Entre tanto donde elegir, aproveché que un amigo está viviendo en La Paz para incluir la ciudad boliviana en mi ruta.
 Inspirado por mis amigos del blog de viajes "Nos vamos de rutica", que en su actual vuelta al mundo hicieron una ruta por el sur del Perú antes de pasar a Bolivia, incluí al país andino en mi plan.
 El otro ingrediente en la coctelera era la mítica isla de Cuba, que hace años espera mi visita, no sólo por motivos sociales, culturales e históricos, sino también por inspirar uno de mis videojuegos favoritos: Trópico.
 Después de documentarme exhaustivamente, darle alguna vuelta de más al coco y ayudado por el siempre eficaz Skyscanner, perfilé una ruta con los siguientes etapas:
-Iba a empezar por visitar Cuba. Para optimizar los días de viaje, compré un billete de avión a Holguín, en el indómito Oriente de la isla, para acabar 9 días después en La Habana.
-De la capital cubana reservé un vuelo a Lima, con escala en San Salvador.  Habiendo leído que la capital peruana es una ciudad caótica, estridente y ajetreada, decidí saltármela y programar un vuelo a Cuzco, tras unas horas de escala en el aeropuerto limeño.
-Desde Cuzco iría viajando por tierra hacia el sur para acabar internándome en tierras bolivianas,llegando a La Paz.
-El vuelo de vuelta a España iba a ser desde Sucre, lo cual me permitiría visitar algo del sur de Bolivia.

 El vuelo de Madrid a Holguín me tenía algo inquieto. Lo había comprado a través de una web de reservas y al consultar la página de la compañía (Flexflight) no aparecía. Por lo visto se trataba de un vuelo chárter. Por si acaso, cada cierto tiempo consultaba en checkmytrip (voy a tener que acabar por cobrar la publicidad) hasta que 5 días antes de la salida la página me alertó de que el vuelo dejaba de estar confirmado y me conminaba a ponerme en contacto con mi agencia de viajes.
 No tardé en llamar a la web, que me dejó a la espera con una machacona música de fondo mientras "sus líneas estaban ocupadas".  La situación se empezó a poner complicada. Sólo unos días antes del comienzo de mi viaje, tenía el vuelo de ida (del que dependían los demás) en entredicho y no había forma de ponerme en contacto con la agencia.
 Volví a llamar unas horas después y esta vez pude, por fin, hablar con una persona. Le expliqué la situación y, tras hacer una consulta, me dijo que el vuelo había sido cancelado y que no encontraban uno equivalente en fechas próximas, por lo que me podían reembolsar el dinero si lo solicitaba. Así lo hice y me dijeron que el reintegro se demoraría entre 2 y 6 semanas. No era eso lo que me preocupaba, aunque caradura tienen un rato, sino encontrar un vuelo a Cuba a precios decentes a esas alturas de la jugada.
 Mis primeras búsquedas fueron desoladoras. Vuelos de más de 30 horas con escala en Rusia a casi 1000 euros, se situaban entre los más asequibles. Menos mal que se me apareció la Virgen (en este caso la del Puño) y encontré un vuelo directo a La Habana por un precio mucho menor, 3 días después de mi fecha original. Eso me limitaba la ruta a seguir por Cuba, ya que, amén de disponer de menos días, el lugar de entrada y salida del país era el mismo. Pero por lo menos no me iba a dejar un riñón en el intento.
 Ya reservados todos los vuelos, dejé cerrados los alojamientos en Cuba y en algunos puntos claves del resto de la ruta.
 Como he dicho al principio, preparar los viajes me cansa casi tanto como hacerlos. Así que tras tanto ajetreo mental, hubiera necesitado un descanso. Pero mi viaje comenzaba. Ya habría tiempo de reponerse por el camino...o no.