domingo, 2 de junio de 2013

24ª Media Maratón de Oloron

La oportunidad de correr en tierras extranjeras se me presentaba de nuevo con la media maratón de Olorón, pequeña ciudad francesa de la región de Aquitania, muy cerca de la frontera con España, y a una distancia asequible de Huesca. Tenía tantas ganas de correrla, que me apunté sin saber si iba a tener compañía. Por suerte, mi hermano y un amigo, se sumaron a la expedición.
Esta mañana tocaba madrugón. A las 5.20 estábamos en ruta rumbo a la República Francesa. La mañana se presentaba soleada y agradable. Pero el panorama cambió radicalmente al atravesar el túnel de Somport. El país vecino nos recibió con un cielo encapotado acompañado de una persistente llovizna. Pero estos pequeños contratiempos no echan para atrás a unos mediomaratonianos como nosotros, así que proseguimos el trayecto por los privilegiados paisajes del Pirineo francés con los ánimos incólumes.
Al llegar al pabellón de la recogida de dorsales, comprobamos cómo la organización había tenido un detalle "sympa". A mano izquierda las mesas estaban destinadas a los corredores españoles y a mano derecha, a los franceses. Y es que la presencia hispana era abundante, especialmente de corredores aragoneses y vascos. Dado que seguía lloviendo, opté por correr con camiseta de manga larga, algo inaudito en pleno mes de junio. En la zona de salida se agolpaba mucha gente, ya que, aparte de la media maratón, se disputaba una carrera de 10 kilómetros y una marcha de 15. Afortunadamente a la hora de la salida, la lluvia había cesado. Tomé la salida siguiendo a la liebre de 1h 45'. En principio, mi objetivo se cifraba en bajar de 5' el km, por lo que siguiendo a esa liebre lo tenía hecho. Pero a los dos kilómetros me di cuenta de que marchaba bien, así que la dejé atrás. En este caso, los kilómetros estaban marcados de 5 en 5, lo cual dificultaba tomar referencias. Me junté con un grupo que llevaba buen ritmo, entre los que figuraban tres atletas de Jaca y fui con ellos casi toda la prueba. El recorrido pasaba por el centro de Oloron, pero enseguida abandonó los límites de la ciudad para internarse en las pedanías cercanas recorriendo paisajes muy bellos. Nada que ver con los polígonos industriales que hay que sufrir en alguna prueba. Además, el trazado era prácticamente llano, expecto una repecho de importancia a mitad de la prueba, en cuya cima se agolpaban decenas de aficionados que lo hacían más llevadero.
Un poco más adelante me encontré con un corredor que llevaba la misma camiseta que yo (se trata de una que me dieron en la Behobia-San Sebastián). Era un francés veterano y simpático, que me comentó que corrió su primera Behobia en el 84, siendo sólo 2.500 atletas. Mucho han cambiado las cosas y actualmente son más de 20.000.
Hasta el kilómetro 15 fue bien la cosa, pero la carretera dio un giro y empezó a darnos un ligero viento en contra en una recta de unos 5 kilómetros. El viento contrario, la larga recta y los kilómetros recorridos empezaron a pesar en mis piernas y en mi ánimo. Superé como pude el trance hasta que el mojón del kilómetro 20 me indicó que el final estaba próximo. La llegada estaba situada en un estadio de rugby. El recordar mis pinitos en este deporte (versión Touch) me dio las fuerzas necesarias para acabar esprintando y parar el crono en un más que buen tiempo de 1h 40' 24''. La siempre esperada bolsa del corredor superó las expectativas incluyendo una camiseta técnica, una toalla y una caja de bombones. Si nos siguen tratando así de bien, no tendremos más remedio que volver...

4 comentarios:

Sosaku Runner dijo...

Enhorabuena, buena carrera y buena marca.

Rufus dijo...

Merci Gonzalo!

Gus dijo...

¿Aprovechaste para tomar una colación por esa zona? Siempre se ha dicho que en el país vecino se come muy bien.

Rufus dijo...

Efectivamente, después de la prueba nos acercamos a Pau para comer en el Restaurante Tison, que conjuga la cocina tradicional francesa, con influencias italianas y portuguesas, dentro de un estilo "vintage", tanto en la decoración como en el servicio.