domingo, 10 de enero de 2021

EL ESTADO SOY YO

 Se dice que el rey francés Luis XIV pronunció la frase que titula esta entrada, en un reflejo tanto de su carácter de monarca absolutista como de su soberbia.

 Hace unos cuantos meses, publiqué un relato con un final dramático a cuenta de mi intento por superar una convocatoria de oposición al Cuerpo Auxiliar Administrativo del Estado. Estuve muy cerca de pasar el corte, pero me quedé a 16 centésimas.

 En un contexto tan complicado como el actual, no es fácil encontrar un trabajo, y mucho menos uno que merezca la pena. Así que decidí aprender de lo que nos enseña la madre naturaleza. Inspirándome en lo que hacen algunas bacterias, tomé forma de espora y me quedé en estado de latencia, dándole una vuelta de tuerca más a mi reputada condición de niunclavelista. A ello ayudó que las tentaciones en forma de ocio o viajes estuvieran bastante restringidas. No obstante, aproveché este parón en mi trayectoria vital para ampliar mi formación.

 El haber sacado una nota muy cercana a la de corte era un arma de doble filo. Por una parte, es más cruel cuando se sufre una derrota por tan escaso margen. Pero por otro lado, eso significaba que iba a quedarme bastante arriba en la lista de interinos.

 Hace poco más de un mes me llamaron de la Subdelegación de Gobierno para ofrecerme un puesto como Auxiliar de Oficina en la Inspección Provincial de Trabajo. Me faltó tiempo para aceptar la propuesta que, de golpe y porrazo hizo que pasase de ser un paria sin oficio ni beneficio a un envidiado funcionario. 

 Aún tuve que pasar una semana más de plácida espera hasta que me llamaron para incorporarme a mi puesto y cumplir el sueño de todo españolito medio: trabajar para la Administración.

 Luis XIV de Francia. Creo que no nos parecemos mucho

 Sin negar que el ritmo y el ambiente de trabajo son más llevaderos que en la empresa privada, no se puede decir que estemos de brazos cruzados. El aluvión de ERTES e incidencias laborales que se han sucedido últimamente, han dado bastante trabajo al organismo del que formo parte, así que faena no nos falta.

 Si hay algo que me gusta del trabajo en la Administración, además de lo comentado anteriomente, es la objetividad. Si yo ocupo este puesto es porque obtuve unas centésimas más que otra persona en la prueba selectiva. El tiempo máximo que puedo ocupar el puesto de interino está tasado, así como mi salario. No hay necesidad de negociar, vender humo o hacer la pelota a nadie, como desgraciadamente sucede en el sector privado.

 Como funcionario interino que no tiene plaza en propiedad, tengo que tener presente que, a medio plazo, tendré que dejar este puesto (hay gente que no piensa igual, pero ese es otro tema). Por ello no descuido mi formación y voy echándole un ojo a las leyes para futuras convocatorias.

 Mientras tanto, así como hacía el "Rey Sol", puedo afirmar que "el Estado soy yo". Pero a diferencia del monarca galo, lo soy para servir a los ciudadanos que forman parte de él, no para servirme de ellos.