martes, 1 de abril de 2014

XXXVIII Medio Maratón de Sabiñánigo

 Tras el palizón del domingo pasado, 30 kilómetros a paso de tortuga, no me quedaba duda de que estoy bien de fondo. Pero quería saber si ando bien de velocidad. Nada mejor para comprobarlo que un clásico como la media maratón de Sabiñánigo, prueba que ya he corrido en numerosas ocasiones, por lo que vale perfectamente como referencia. Aun así, me planteé el objetivo de bajar de 1h 40'.
 Seguimos con el tiempo un tanto inestable. El día se presentaba fresco y con amenaza de lluvia. En todo caso, lo que quedaba claro es que el Astro Rey no iba a hacer acto de presencia en todo el día.
 Contrariamente a lo que suele pasar con las medias maratones, que cada vez están más concurridas, en la de Sabiñánigo, el número de participantes suele variar poco. Incluso en días con clima desapacible como el domingo baja bastante. La verdad es que yo prefiero que el número sea razonable y estemos bien atendidos (cosa que sucede aquí), a correr muchos y enfrentarse a los problemas de la masificación.
 Desde el principio, me puse un ritmo asequible cubriendo el primer kilómetro en 4:45. Ese paso me convenía, así que me uní a un grupeto y fui quemando millas.
  Se habla mucho acerca de la falta de encanto del circuito serrablés. Consta de dos vueltas a un circuito  que transcurre básicamente por un polígono industrial, la avenida principal y una carretera. Dicho así, no parece ser particularmente atractivo, y en efecto, no lo es. Una ciudad eminentemente industrial y de pequeño tamaño como Sabiñánigo no puede ofrecer mucho más. Estos detalles estéticos son ampliamente compensados por la animación en la avenida principal, la gran cantidad y calidad de avituallamientos y el entusiasmo de los voluntarios. Y otro matiz, no menos importante. La módica cuota de inscripción: 5 € (camiseta técnica incluida).
 Durante la primera vuelta fui bastante cómodo. La recta de meta en subida se me resitió un poco, pero lo que me "mató" es que la subida seguía unos 200 metros más después del paso por meta. Y es que esta prueba, sin tener cuestas muy pronunciadas, es bastante rompepiernas, y son pocos los tramos totalmente llanos.
 La segunda vuelta se me hizo bastante menos llevadera. Los kilómetros empezaban a pesar en las piernas y los grupos de corredores son cada vez más reducidos. Afortunadamente regulé bastante bien, y pude mantener el ritmo en todo momento hasta la recta de meta, donde tuve que darlo todo para vencer la subida final, mientras el cronómetro se acercaba "peligrosamente" a la hora y 40. Al parar mi crono me sorprendió cómo puedo afinar tanto al marcarme un objetivo: 1h 39' 58''. No debe se ser tanta casualidad que los inventores de la maratón, sean los que expresaran aquello de "conócete a ti mismo".
 La verdad es que lo de bajar de 1h 40' era algo secundario. Lo importante es pasar una mañana agradable siendo partícipe de un evento tan entrañable como esta media maratón.