Cuando en el colegio me explicaron que un ejército de unos 15.000 norteafricanos invadieron la Península Ibérica (poblada por varios millones de personas) y la conquistaron en unos pocos años, no me planteé que eso era poco menos que imposible. Como también lo era que un puñado de montañeses comandados por el mítico Don Pelayo pudiera frenar a un ejército bereber con una abrumadora superioridad humana y militar. Cómo pudieron suceder esos cuasi-milagros son una incógnitas que se resuelven el el libro, además de otros detalles muy poco conocidos como por ejemplo, el hecho de que la batalla de Covadonga fuera una contundente victoria del ejército musulmán, que sorprendentemente estaba comandado por el obispo cristiano de Toledo.
Mediano se ha dedicado a investigar para conseguir un relato lo más fiel a la realidad, dotándolo, además de un ritmo literario que hace que las más de 700 páginas de las que consta el volumen sepan a poco. Así, el autor conjuga el rigor histórico (no sólo en los hechos sino también en los pequeños detalles) con la agilidad de una novela. Y en este caso ha tenido la ventaja de que no ha tenido que inventarse nada para añadirle interés al asunto. Las intrigas palaciegas en la corte visigoda, ya fueran políticas o amorosas, darían material para el más retorcido de los culebrones.
La disertación despertó mi deseo de leer ese libro a toda costa. Astuciosamente, una librería local había llevado unos cuantos ejemplares de la obra que no dudé en adquirir, a pesar de mi política "ni un clavel" y de que tuve que desembolsar casi 4.000 pesetas. Pero pensando que el autor empleó más de 5.000 horas en su creacción, no me parecía una mala inversión. Y el tiempo me ha dado la razón. Pocas veces he disfrutado tanto leyendo un libro. Normalmente se dice que "lo bueno, si breve dos veces bueno". No ha sido así en este caso, ya que he saboreado la agradable sensación de ver cómo iba leyendo horas y horas, y aún quedaban muchas páginas por devorar.
Aprovechando que acababa de agenciarme el libro le pedí al autor que me lo dedicara.Ya puestos, le pedí que lo hiciera en esperanto. No se presentan muchas ocasiones como esa.
Para redondear la velada, el organizador del evento (Es la CAI. ¿Por qué no darle buena publicidad a una entidad financiera si hace cosas como ésta? Cuando nos putean ya lo hacemos saber) nos preparó un piscolabis en el que pudimos abordar a Mediano y charlar con él.
"Libron por ĝui, libron por ami, libron por senti." (Un libro para gozar, un libro para amar, un libro para sentir)