
Una vez que supe que mi destino iba a ser la Isla de Skye, me planteé que en un lugar de clima tan variable y con escasas alternativas de ocio, necesitaría llevarme material para distraerme en los largos atardeceres veraniegos septentrionales. Hace tiempo me había comprado la serie “El Pícaro” en DVD y aún no le había echado un ojo, así que pensé que no sería mala idea llevarme un testimonio de la España más genuina a tierras británicas. Con la misma filosofía y acierto me acompaña la mítica “Juncal”
“El Pícaro” está compuesta por unos 15 episodios de media hora de duración. Son pues, historias cortas que narran las aventuras y sobre todo las desventuras de un rufián llamado Lucas Trapaza que se gana la vida como puede en la España del Siglo de Oro. En tan arriesgada empresa se hace acompañar de un jovenzuelo llamado Alonso, que le da mucho más juego a la historia.
La serie está inspirada en textos clásicos, adaptados por Fernando Fernán Gómez, que además encarna al protagonista. En esta ocasión, Fernán Gómez demuestra que tiene tanto o más talento que mal genio. Las historias son auténticas perlas rebosantes de humor. Es una gozada escuchar a Lucas Trapaza hablando un castellano antiguo plagado de cultismos y frases redondas. Además la recreación de personajes y lugares está muy lograda, situando al espectador en pleno siglo XVI.
En definitiva, una serie de culto, de las que ya no se hacen. Es dudoso que en una época en la que abunda la mediocridad puedan reponerla. En ese caso no me cabe duda de que sería en un horario infame, compitiendo con los no menos infames concursos saca-cuartos. En ocasiones, el aumento de la competencia redunda en beneficio del usuario (por ejemplo, en la telefonía). En el caso de la televisión no ha sido así, y yo echo de menos los tiempos del VHF y el UHF. Aunque ahora tenemos el dudoso consuelo de que podemos elegir entre bastantes tipos de bazofia.