domingo, 5 de diciembre de 2010

Trabajando de "lo suyo"

Hace unos días me llamó la agencia que me había ofrecido algún trabajo como camarero. Esta vez se trataba de una oferta no muy tentadora. Limpiar en un gimnasio con el durísimo horario de 5 de la mañana a 1 de la tarde. Además la idea era entrar en la rotación de la empresa, es decir, no era para unos días o un par de semanas. Mi situación no era para echar cohetes, pero tenía algunos trabajillos en el horizonte. La idea de levantarme todos los días a las 4 y media para ir a limpiar no me convenció en absoluto. Así que les comenté a los de la agencia que semejante tortura no la podría soportar indefinidamente. A lo sumo, 2 semanas.
No debieron encontrar muchos candidatos para cubrir algo tan poco tentador, ya que el domingo por la tarde me preguntaron si podría hacer el trabajo por dos semanas. Tenía curiosidad por ver cómo era el gimnasio. Además estaba muy cerca de mi casa, y pensé que no me vendría mal el dinerito de trabajar 2 semanas. Así que acepté. Eso sí, no pude evitar preguntarles en plan de coña si tendría que llevar chaleco o corbata para el trabajo. Me dijeron que no, pero que llevara camisa blanca y pantalones negros. Me sonó un poco raro, pero por si acaso los metí en la mochila.
A una hora en la que debería estar prohibido o muy bien pagado trabajar, me presenté en el “Leisure Club”, del hotel Marriot, donde me esperaba el mánager. Se trataba de un portugués bastante joven con un cierto pasado futbolístico en Inglaterra que no acabé de entender bien. Como suele ser habitual por estos lares, resultó bastante simpático y educado. Muy alejado del modelo “fierica”, ya descrito en el blog. Me explicó mis tareas, que consistían en mantener limpio y en orden el gimnasio, los vestuarios y la piscina. También dijo que tendría que ir hecho un pincel, con camisa blanca, pantalones negros y bien afeitado, ya que se trata de un hotel con elevados estándares de calidad.
El gimnasio abre a las 6. Y aunque parezca increíble, a las 6 menos 10 de la mañana, siempre hay dos o tres personas esperando para entrar. El trabajo en sí, no es muy lucido, pero es bastante llevadero. No se trata de limpiar habitaciones de un hotel, ni de adecentar los baños de un parque público. Básicamente consiste en dar vueltas por las instalaciones vigilando que todo esté en orden y limpio. Me llevo muy bien con los compañeros. Tanto que algunos ya están enseñándome jerga londinense. El hotel me ofrece el desayuno y la comida. El jefe me da las gracias muchos días por el trabajo y no está encima de mí dando la brasa. Y lo de madrugar no es que me guste, pero no es tan terrible. Así que he decidido continuar, más allá de las dos semanas previstas. Se supone que este trabajo no es de “lo mío”. Pero si “lo mío” es trabajar 50 o 60 horas a la semana sin que me paguen horas extra ni me lo agradezcan, rezar para que el jefe no tenga el día cruzado, no poder planear ninguna actividad personal porque no sé a qué hora voy a salir del trabajo y encima tener que estar agradecido, prefiero trabajar de “lo suyo”.

4 comentarios:

Gus dijo...

haces bien, estar todo el día procrastinando no es lo más aconsejable. además tienes que relacionarte con la gente para desenvolverte con el idioma.

qué tipo de gente acude al gimnasio? mediana edad? tiburones de las finanzas?

está muy bien que aprendas la jerga, aunque cuidado con la palabra londinense "bloke", utiliza mejor "see you mate!"

Rufus dijo...

La mayoría son de mediana edad. Alguna vez aparece algún boxeador y abundan los "sikhs"(hindúes con turbante).

Tyrannosaurus dijo...

Supongo que en este caso "lo suyo" sería que te ofrecieran algun pase para el gimnasio gratis, aunque despues del madrugón no se si te quedaría cuerpo.
¿Se nota mucho los efectos de la crisis por las tierras anglosajonas?, aun estoy asimilando la caida de Irlanda, país que siempre me había parecido prospero y solvente.

Rufus dijo...

Según me han comentado, no habría problema en quedarme haciendo pintacodas en el gimnasio después del trabajo. Pero a esas horas, todo lo que no sea una siesta es perder el tiempo.
Aquí la crisis no se nota tanto como en otras partes. De hecho, este año se están batiendo récords de ventas prenavideñas. No sé si lo acusarán en la cuesta de enero.