viernes, 11 de febrero de 2011

Con las manos en la masa

Hace cosa de un mes, mis compañeros de piso me invitaron a sumarme a su tertulia que giraba en torno a la presencia de fantasmas en la casa. Como se suele decir, una cosa lleva a la otra, y uno de ellos me comentó que en su empresa (una panificadora) buscaban gente para el control de calidad. Dado que mi trabajo estaba en la base de la pirámide laboral, le dije que estaba abierto a cualquier posibilidad. Dos días después, mi compañero me comunicó que al día siguiente por la mañana tenía una entrevista en las dependencias de "Montana Bakery". Otro compañero se ofreció a llevarme en coche. En el trayecto me dio unos consejos (casi órdenes) para la entrevista. Aparte de decirme que era un trabajo muy fácil, tenía que decir que ya había trabajado de eso, que tenía mucha experiencia y que esas tareas no tenían secretos para mí.
En la empresa me recibió una persona muy amable que tenía más pinta de señora que te invita a tomar un té con pastas que de manager. A pesar de ser escocesa, su pronunciación era muy correcta, por lo que la entrevista fue bastante bien .Pese a que mentir se me podría dar muy bien, debido a mi seriedad, es algo que prefiero evitar. Así que dije la verdad. Mi único trabajo en una panificadora habían sido algunas semanas como operario y mozo de almacén en la Mildred de Huesca. Para compensar, tengo estudios en tecnología de alimentos (carrera terminada, no como algunos ministros). La mánager me hizo algunas preguntas técnicas de las que pude salir indemne y me dio su beneplácito, a la espera de otra entrevista con el encargado de calidad. Esta entrevista tuvo lugar una semana después. Esta vez no fue tan plácida.
Fui muy confiado, pero al llegar al polígono industrial me perdí. Entre tanta nave no encontraba la de Montana, así que les llamé por teléfono. Hablar por teléfono en inglés no es fácil. Y si encima, por un lado tienes coches y camiones, y por otro aviones, la cosa es casi imposible. Pude entender el nombre de la calle y llegar, aunque con retraso. Me recibió el mánager de calidad, al que me costó bastante entender, ya que es de origen indio, y ese acento se las trae. Pude salir airoso de las preguntas técnicas, pero faltaba la prueba final. Se trataba de un examen para ver si mi inglés y mis matemáticas eran suficientes. Yo esperaba un texto de Oscar Wilde y unas cuantas derivadas. Pero se trataba de un texto tipo: Pedro tiene 34 años y 3 hijos, María de 5 años, Lucio de 3 años y Rufo de 2. ¿Cuántos años tiene Lucio? Era tan fácil que contesté mal a dos preguntas porque pensaba que tenían truco. Y las matemáticas: sumas, divisiones, multiplicaciones...
A pesar de mis dos erratas, pasé la prueba. Ya me dijo el mánager que me habían cogido y que cuándo podría empezar. A la semana siguiente ya estaba trabajando como QC (Quality Controller) en Montana Bakery. El trabajo no ha resultado tan fácil como me lo pintaban, son 6 días a la semana, el sueldo es más bien escaso, y una fábrica no es el lugar más agradable para trabajar. Pero también tiene sus satisfacciones. Estoy aprendiendo bastante, una de mis tareas es hacer una cata de productos y sobre todo vacilar a la gente diciendo que trabajo de Quality Controller. Y es que escuchar a una checa de 1´80 decir "uauuuu" cuando le dices en qué trabajas, no tiene precio...

3 comentarios:

española de 1,85 dijo...

yo tb te digo uauuu!;-)

Rufus dijo...

Eso tampoco tiene precio...

mar dijo...

jajaja!y para todo lo d+ mastercard!