lunes, 14 de febrero de 2011

Inglaterra 59- Italia 13



Hace unos meses, en una de mis incursiones por el "Gran Londres", llegué hasta el barrio de Twickenham. Evidentemente, no paré hasta localizar el mítico estadio de rugby. Una vez allí me vino a la cabeza un viejo sueño que había tenido desde niño: Ver en vivo un partido del "V Naciones". Recuerdo haber visto algunos partidos en la tele, sin conocer las reglas ni entender exactamente lo que estaba pasando. Pero esos partidos tenían una tradición y una historia que me llamaban la atención.
De vuelta a la realidad, pensé que, habida cuenta de que sólo se juegan 2 ó 3 partidos al año del torneo (ahora VI Naciones), conseguir una entrada sería poco menos que imposible. Hasta que el otro día, curioseando por la página web de la federación inglesa de rugby, vi que quedaban entradas para el Inglaterra-Italia. No era, en principio, el partido más interesante. Además las entradas no eran baratas. Pero oportunidades como éstas no hay que dejarlas escapar. Así que hice el intento de comprar la localidad, pero el sistema de seguridad de mi tarjeta funcionó demasiado bien. Queda claro que nadie podrá comprar nada en esa página con mi tarjeta. Lo malo es que en ese "nadie" entro yo. Pasé un par de días intentando burlar los sistemas de seguridad, pero no había manera. Hasta que caí en otra página web de venta de entradas. Aquí salían aún más caras, pero conseguí pagar y adquirir el valioso boleto. Me lo tenían que mandar a casa, lo cual me generaba bastante inquietud. Ningún problema, ya que a los dos días me llegó un paquetito con el tesoro en forma de entrada. A efectos prácticos, el día del partido yo iba a ser Mr. Paul Gordon, ya que la entrada venía a ese nombre.
El sábado por la mañana me empapé a base de bien las reglas del rugby y cogí el autobús 81 que me deja en Hounslow. Lo que suele costar una media hora, en este caso, y atasco de tráfico mediante, me ocupó casi hora y media. Menos mal que iba sobrado de tiempo, aunque a ratos me temía lo peor encerrado en el autobús. Desde Hounslow tenía un paseo de una media hora hasta el estadio. No me sabía muy bien el camino, pero confié en mi talento natural, y sobre todo en seguir a las hordas de aficionados que se dejaban notar bastante portando banderas o enfundadas en camisetas de rugby.
Cuando por fin apareció Twickenham en el horizonte, el espectáculo fue impresionante. Miles de personas congregadas en los aledaños comiendo y bebiendo en numeros puestos situados para la ocasión. Me hubiera echado unas cuantas pintas, pero no era plan yendo solo. Así que, haciendome pasar por Mr. Gordon accedí al estadio. Como aún quedaba un rato, visité el museo del rugby, situado en las dependencias de Twickenham. Es interesante, sobre todo para los fanáticos. Como yo no lo soy tanto, estuve una rato y subí a mi localidad. Mucho me tocó subir, ya que estaba arriba del todo. Sin duda, ello me daba una perspectiva ideal para seguir el juego. Y claro, también era la entrada más barata que pude encontrar.
La ceremonia de los himnos fue sublime, con una banda tocando en el centro del campo. Me sentí medio inglés cuando el abarrotado estadio (más de 80.000 personas) coreó el "God save the Queen".
El partido en sí, no tuvo mucha historia. A los dos minutos, Inglaterra ya consiguió un ensayo. Italia pudo, a base de golpes de castigo, no perder mucha comba. Pero poco a poco, la linea de tres cuartos inglesa impuso su superioridad acribillando a ensayos a los transalpinos, para regocijo del público asistente. Se palpa en el ambiente que este año el trofeo puede volver a Twickenham después de 8 años. La cita clave es el partido ante Francia dentro de dos semana. Evidentemente me gustaría ir, pero teniendo en cuenta que las entradas superan las 300 libras, y que ya he "matado el gusanillo", lo dejaremos para mejor ocasión.
Al final, y como era de esperar, "paliza" de Inglaterra a Italia. Estos últimos no acaban de ser competitivos en el torneo, siendo hasta ahora su único objetivo, burlar la "cuchara de madera".
Sabido es, que en rugby, el tercer tiempo es casi tan importante como los otros dos. En los pubs próximos al estadio, cientos de personas celebraban la victoria entre pintas. Coincidía en ese momento la emisión del Escocia-Gales. Me hubiera quedado en cualquiera de los baretos empapándome de ambiente rugbístico. Pero con eso de ir sólo a los pubs todavía no puedo. Tiempo al tiempo.

6 comentarios:

Sosaku Runner dijo...

Me encanta leer tus historias en Londres. Buena experiencia, aunque no te apasione el rugby, vivir el ambiente vale la pena.

Rufus dijo...

Gracias Gonzalo. La verdad es que por aquí mi vida es bastante monótona. Menos mal que de vez en cuando me doy algún capricho.
En este caso, lo mejor es, como tú dices, vivir el ambiente.

Aupa Peñas! dijo...

Muy bien, Rufus. Gracias al rugby ya te has hecho con una identidad añadida: Licenciado Anselmo Gordon. Anselmo por parte de del HTR y Gordon por parte del XV de la Rosa.
Muy buena la crónica.
Y mientras tú disfrutabas de la élite del rugby europeo en Londres, en Siétamo se celebraba un torneo internacional de Touch con lo más granado de España y Francia de esa modalidad de rugby.
Aquí puedes verlo: http://huescatouchrugby.blogspot.com/
Saludos y suerte.

Rufus dijo...

No suena mal eso de "Licenciado Anselmo Gordon", jeje.
¿Quién te iba a decir a ti que cuando empezaste a mover lo del touch íbamos a tener un torneo internacional en Huesca? Esto ya no hay quien lo pare.

Gus dijo...

queremos un nuevo post! que las musas te acompañen.

Rufus dijo...

Tengo 3 post "in mente". Las musas han vuelto. Ahora lo que necesito es más tiempo libre para escribir. En cuanto tenga un hueco volveré por mis fueros.