sábado, 5 de febrero de 2011

Zagreb (y III)



El domingo por la mañana nos lo tomamos a título de inventario. Había que recuperar fuerzas. Así que el voltio por Zagreb se retrasó hasta después de comer.
El domingo por la tarde suele ser bastante tristón, y no digamos en una ciudad ex-comunista. Así que tras patear un rato, mi amigo propuso ir a ver el partido de fútbol del Real Madrid a un bar. Evidentemente, la idea no me sedujo en absoluto, hasta que vi que el bareto en cuestión contaba con decenas de televisiones, una de las cuales retransmitía el España-Túnez, del mundial de balonmano. Otra cosa es. Se me ocurrió pensar en la situación inversa. Un croata que quisiera ver un partido de su selección de balonmano en España, lo tendría bastante crudo.Ciertamente el balonmano en Croacia es el deporte rey, o poco le falta. En muchas vallas publicitarias aparecen jugadores de la selección como Ivano Ballic, y algunos bares estaban engalanados con ocasión del mundial. Tras salir del bar, con la satisfacción de la victoria española y mi indiferencia por el empate del Madrid, visitamos el casco histórico de Zagreb. No le falta encanto, con calles empedradas, edificios singulares y esa sensación de encontrarse siglos atrás en el tiempo. La verdad es que echaba de menos esa impresión que no consigue transmitirme Londres y menos aún Slough.
El lunes salía mi avión a primera hora de la tarde, así que había que aprovechar la mañana. Quién sabe cuando volvería a tierras croatas.Fuimos al museo de Historia. Allí había una exposición monográfica de Ban Jelačić, un gobernador de Croacia en el siglo XIX. Parece ser que es muy importante por estos lares. De hecho, en la plaza principal de Zagreb hay una estatua ecuestre en su memoría. Pero a mí, he de reconocer que no me decía mucho. Una vez empapado de su vida y milagros los recepcionistas me dijeron que no había más salas. El siguiente paso no podía ser otro que visitar un museo dedicado a alguien que me dijera algo más. Estando en Croacia y siendo un amante del baloncesto, el destino estaba claro: Museo Drazen Petrovic. Allí, una atenta empleada nos explicó la historia del "Mozart" del baloncesto mientras podíamos contemplar una amplia colección de fotografías, trofeos, camisetas y objetos personales.No nos pudimos deleitar mucho, porque iba más bien justo de tiempo. Así que cogimos un par de tranvías y me presenté a la carrera en la estación de autobuses, donde estaba a punto de salir mi salvoconducto al aeropuerto. Mucho apuré, porque el siguiente autobús salía media hora después, lo que me hubiera causado algunos problemas de no fácil solución. Ningún contratiempo a partir de allí. Pude volver del aeropuerto a casa andando sin sorpresas de última hora. No sé si por tratarse de un país mediterráneo, o por haber estado con amigos, me dio más la impresión de estar "en casa" en Zagreb que en Slough. Parece ser que mi adaptación al medio no está siendo del todo exitosa.

4 comentarios:

Gus dijo...

No has dicho nada acerca de la gastronomía croata, probaste algo digno de mencionar?
en cuanto al típico souvenir, intentaban venderte corbatas a tutiplén?
lo de adaptarse a Slough, no creo que sea nada fácil. no me imagino un españoles (o andaluces) por Slough. seguro que es más fácil acostumbrarse a ciudades con enjundia, no te parece?

Rufus dijo...

No probé ningún plato tícico croata aunque:
-Los kebabs estaban muy buenos
-Las castañas también
-Vendían una especie de buñuelos en la calle para chuparse los dedos
-Mi amiga hizo una pasta con vegetales buenísima, con un saborizante llamado "Vegeta", muy popular allí.
Había algunas tiendas de corbatas, pero nadie me las intentó endosar.
Yo veo que los indios y pakistaníes se adaptan de maravilla a Slough. No sé si me resultaría más fácil en una ciudad de más enjundia.

Tyrannosaurus dijo...

Por muy comodo que resulte un lugar, esta claro que nada como el hogar. A mi me encantaba Dublin, pero allí se hacía imposible disfrutar de ciertos encantos gastronomicos, o simplemente, dar un paseo cotidiano bajo el sol.
Veo que no compartes mi afición por el equipo de la capital de España. Ultimamente, no nos van bien del todo las cosas.

Rufus dijo...

Es que no se puede tener todo. Pototeo, buen tiempo, encantos gastronómicos y buen nivel de vida, todo a la vez, me temo es imposible.
La verdad es que gane o pierda el Madrid me da igual. Tampoco os va tan mal, que vais segundos...