viernes, 1 de abril de 2011

Liverpool

La perspectiva de pasar 3 días seguidos en un habitáculo de escasos 4 metros cuadrados, en una zona rodeada de nudos de carreteras y de nulo encanto no me atraía en absoluto. Otra era montarme un viaje, aunque tenía que hacerlo en solitario. No es la manera ideal de viajar, pero ante la otra altenativa, no había dudas. Ahora sólo faltaba elegir destino. Quería alejarme bastante de Londres, y pasar dos noches fuera. Vi en el mapa que Liverpool y Manchester están bastante cerca, así que me decidí por visitar estas dos ciudades. Me reservé los billetes de autobús, dos noches de albergue, y por cuatro perras ya tenía montadas mis vacaciones.
El sábado por la mañana monté en el autobús dispuesto a internarme en la "verdadera Inglaterra". Porque Londres es una ciudad internacional. Y Slough es una mezcla pakistaní-polaco-india. Eran unas 5 horas de viaje. Ningún problema. Me encanta hacer viajes largos en autobús, y más cuando puedo ver paisajes nuevos. La vida es fácil durante el viaje. Puedes leer, escuchar música o tertulias, dormir, ver el paisaje... No tienes que tomar ninguna decisión trascendente. El autobús lo hace todo.
El paisaje era muy verde, aunque bastante monótono. El circular por autopista no ayudaba mucho. Paramos en Stoke-on-Trent y me pude hacer una ligera idea de la ciudad. No para echar cohetes, pero diferente a lo que tengo más que visto por aquí.
A eso de las 5 de la tarde, arribamos a Liverpool. Me había hecho unas anotaciones para encontrar el albergue, pero me costó un buen rato llegar. Una vez allí, el recibimiento fue de lo más cordial. En la recepción había unas cuantas personas en torno a una mesa y un hombre de unos 60 años cantando y tocando la guitarra. Me dio la mano y haciendo gala de un fino humor británico me dijo que lo podía contratar para bodas o celebraciones. Se trataba del padre de la propietaria, que fue la que me tomó los datos y me explicó los pormenores de mi estancia. Este recibimiento, junto a la atmósfera del local, me produjo la sensación de estar como en casa. Ciertamente, el hostel era bastante antiguo, y sus instalaciones eran más bien humildes. Pero tenía "alma". Algo que no se suele encontrar en los hoteles.
Al entrar en mi habitación vi que en una cama había un hombre durmiendo pese a que eran las 6 de la tarde. Estaba rodeado de maletas y de perchas con chaquetas y trajes. El resto de las camas estaban ocupadas por un grupo de veinteañeros ingleses que, por lo visto, habían venido a Liverpool a pototear lo que se pudiera.
Tras dejar mi mochila, salí a patearme Liverpool.Lo primero que me llamó la atención (llamarme racista si así os quedáis más tranquilos) es la ausencia de indios, pakistaníes e incluso negros en las calles. Liverpool es una ciudad british-british. Luego me enteré de la razón. Por lo visto, la ciudad cuenta con unos de los mayores índices de desempleo del país. Y claro, sin trabajo, no hay inmigración. Como muestra de ello, sólo vi dos ofertas de empleo en sus calles. Y en una de ellas había que saber chino. A pesar de ello, Liverpool tuvo un pasado boyante, siendo uno de los principales puertos del mundo en tráfico de mercancías y, desgraciadamente, en tráfico de esclavos. Eso se reflejaba en unos cuantos edicificios auténticamente grandiosos y espectaculares en las cercanías del puerto. No podían faltar los centros comerciales por el centro y la zona de marcha donde está el mítico pub "the Cavern", donde se dieron a conocer los Beatles. También está muy bien la zona de los muelles. Una vez convenientemente pateada la ciudad, me volví al albergue y me preparé para hacer una inspección del ambiente nocturno. No pude evitarlo y pasé por el aro visitando "The Cavern". 3 libras son asumibles. Había un grupo imitando a los Beatles y mucho turista. Aparte de ésto, la decoración me recordaba mucho a una bar de Huesca llamado "Dylan", que no era precisamente de mis favoritos. Así que me fui y busqué otra zona con más nativos. No tardé en encontrarla y allí pude deleitarme con los tradicionales desfiles de escotes, minifaldas y taconazos. Me sorprendió el precio de los tragos. Una pinta de sidra por 2,25 libras es una invitación al alcoholismo y un tirón de orejas a los precios españoles (que por otra parte pagan menos impuestos sobre el alcohol). A eso de las 2 decidí irme a dormir. Para salir solo hay que tener mucha moral y cuesta mantener el ánimo incólume.
Al día siguiente dejé el hostel con mi compañero de habitación (el hombre rodeado de trajes) aún durmiendo y aproveché la mañana para ver la ciudad de día y visitar una catedral moderna y un par de museos. En el de la ciencia pude ver algunas cosas interesantes, aunque lo que más me llamó la atención fue la parte dedicada a los insectos. Luego visité el de la navegación, con un apartado especial para la esclavitud. No es que sea algo de lo que presumir, pero ya que ha pasado, ¿por qué no explicarlo en profundidad? En España, en cambio, nos gusta esconder el pasado, como si al hacerlo no hubiera sucedido.
Mi parte de "turismo alternativo" consistió en meterme por los bajos fondos del puerto, donde, en un edificio totalmente escojonado, me encontré con una mercadillo muy curioso donde se podía encontrar de todo un poco. Con esto di por terminada mi visita a Liverpool. Ahora tocaba Manchester...

4 comentarios:

Sosaku Runner dijo...

Me viene al pelo esta entrada tuya de hoy. El 9 de Octubre estaré corriendo la maratón de Liverpool. He estado buscando información sobre la ciudad porque no la conozco y esta entrada tuya confirma mis expectativas. Como siempre un fuerte saludo.

Rufus dijo...

A ver si para entonces estoy fino, tengo días libres y me animo a correrla también.
Aunque sólo estuve un día en Liverpool, si te puedo ayudar en algo, lo haré encantado.
Un abrazo

Gus dijo...

una maratón entera? sois unos valientes, eso es muy largoooo.

aquí ayer tuvimos la carrera del Ebro, una extraordinaria y recomendable carrera.

Rufus dijo...

¡Qué grande la Carrera del Ebro! Y cuánto he echado de menos no poder hacerla. Seguro que te lo pasaste genial disfrutando de ese ambiente mezcla de atlético y castrense.