domingo, 28 de octubre de 2012

10 Km Memorial Emer Casey

Este sábado por la noche pude celebrar Halloween acudiendo a una fiesta que una amiga española organizaba en su casa de Eton. Aún me acuerdo del juego que me dio la careta de Frankestein que me agencié el año pasado en Nueva York. Así que este año había que hacer lo propio, como siempre dentro de mi humildad. Así, aproveché algunas prendas que guardo de mi época de camarero, a las que añadí una máscara cutre donde las haya y una capa negra tamaño infantil (las de mayores se habían agotado). Con esos aditamentos conseguí parecerme remotamente al Conde Drácula. Al llegar a la fiesta vi con sorpresa que era el único disfrazado (aunque luego se añadieron más), pero los disfraces siempre dan juego, así que no penó mi inversión de una libra y media. La fiesta estuvo muy bien:comida, bebida y mucha gente, alguna conocida y otra que tuve el placer de conocer. Esa noche tocaba retrasar la hora para adaptarse al horario invernal. Por tanto tenía una hora más de sueño, lo cual me vino muy bien para poder correr el domingo por la mañana. En el Gran Londres hay muchísimas carreras. Normalmente hay varias para elegir cada fin de semana. El problema es en que muchas de ellas, sobre todo si se celebran en el centro, las plazas se cubren con mucha antelación. Como yo soy más de talento natural e improviso, tengo que buscar las menos masificadas. Esta vez se trataba de un 10.000 en la zona de Herne Hill, al sur de Londres, junto al barrio de Brixton, que, desgraciadamente suele ser noticia por hechos poco agradables. No voy a decir que sea una zona en la que dejaría que mis niños (de 5 y 8 años respectivamente) fueran solos por la calle de noche (suponiendo que los tuviera). Pero es justo reconocer que arquitectónicamente tiene su encanto, cuenta con una destacable actividad cultural y algunos mercadillos callejeros interesantes. Se puede decir que tiene "alma". Y además tiene muy cerca el parque Brockwell, donde había que dar 3 vueltas y media para completar los 10 km de la carrera de hoy.
Normalmente me suelo llevar sorpresas de última hora en el momento de pagar la inscripción en el día. Los organizadores acostumbran a cobrar unas cuantas libras de más para los que lo dejamos para el último momento. En este caso ocurrió lo contrario, ya que en la página web decía que se cobraban 14 libras a los no federados, pero una vez allí sólo me cobraron 12, que es precio de amigo para lo que se estila por estos lares. Ya empieza a hacer frío por aquí, así que tocaba correr de largo. En la salida no debía de haber muchas más de 100 personas. Se puede decir que esta es una prueba familiar. Ciertamente las prefiero a aquellas con miles de participantes en las que eres poco más que un número para la organización. Poco antes del pistoletazo, una participante se me quedó mirando mi camiseta de la Media Maratón de Barbastro y me sonrió. Muy extraño me resultó, pero no tuve tiempo de pensar mucho, ya que en ese momento empezaba la prueba. Comencé a un ritmo vivo, ayudado por una bajada sin miedo a la posible pájara final. Quería hacer un tiempo decente y había que arriesgar un poco. Al segundo kilómetro, o iba demasiado rápido, o la organización se había columpiado, ya que estaba rodando a 3.30 el km. Me fui calmando conforme pasaban los kilómetros y mi ritmo (o los intervalos entre kilómetros) se fueron normalizando poco a poco. El circuito no estaba cerrado al público, pero afortunadamente el parque no estaba demasiado concurrido y no hubo ningún percance. A mitad de la prueba, un auténtico angelito en forma de corredora (rubita y con gafas) se unió a mi mini grupo y pasó a ser mi referencia hasta el final. En las bajadas me iba de ella imponiendo mi poderosa zancada, pero en las subidas demostraba su buen hacer alcanzándome de nuevo. En cada una de las 3 vueltas había que subir una ligera colina que en la última se dejó notar sobremanera. Allí mi "rival" tomó una distancia que ya no pude recuperar, por mucho que mi orgullo masculino me impulsara a darlo todo en el último kilómetro. Pero por lo menos el esfuerzo no fue en vano, ya que conseguí un apreciable crono de 41'22''(a un ritmo de 4 minutos y 8 segundos cada km). No está nada mal para haber tenido una fiesta el día anterior y estar ligeramente resfriado. En la llegada no podía faltar la esperada medalla. Michael Pelphs va a parecer un aprendiz a mi lado a poco que siga haciendo carreras por aquí. En la zona de meta volvía a ver a la mujer que me se había fijado en mi camiseta en la salida y me preguntó "¿Somontano?". Ante mi asombro me explicó que había tenido un novio de Barbastro y había estado un tiempo viviendo por la provincia de Huesca. Definitivamente el Mundo se ha convertido en un lugar muy pequeño. Mientras conversábamos se acercó una participante de origen oriental y nos preguntó qué tal nos había ido. Cuando le dije mi marca mi miró admirada y me dio unos toques en las piernas para a continuación tocar las suyas explicando que lo hacía "para ver si se le pegaba algo". Muy graciosa.
Al final, aparte de la entrega de trofeos, se hizo un sorteo de regalos sacando los dorsales de una caja.A pesar de que no quedábamos muchos participantes esperando y había unos cuantos premios, no me tocó nada. Lástima, porque había un libro sobre Bradley Wiggings (último ganador del Tour de Francia y primer británico en lograrlo) que tenía muy buena pinta. Aproveché el resto de la mañana para visitar la zona de Herne Hill, en la que destacaba un mercadillo de comida muy pintoresco y alguna que otra galería de arte, que contrastaban con unos colmenones (aquí llamados "states") para devolvernos a la realidad y recordarnos que esto no es ni Kensigton ni Richmond (barrios acomodados de Londres). En resumen, ha sido una carrera muy agradable de correr, no sólo por la belleza del parque, sino, y sobre todo por el magnífico y familiar ambiente que se respiraba. Y si a eso le añado una buena marca y un poco de turismo, el resultado es magnífico.

4 comentarios:

Gus dijo...

Con lo que cuentas en este post, creo que te habría dado para un par de entradas por lo menos.
Por un lado la fiesta de Halloween, sus manjares, disfraces, cubicaciones y pototeos.
Y por el otro la carrera de 10 km.
Si me apuras podrías haber hecho una entrada específica para los colmenones y su entorno, algo que se nota que te encanta.
Se nota que tu pluma está en forma, a pesar del pequeño desliz (o error de padre, si lo fueras, claro) al bautizar como Michael al ciclista Bradley Wiggings.

Rufus dijo...

En realidad, lo que quería expresar al incluir los dos eventos en la misma entrada, es que salir de fiesta y correr no son eventos incompatibles. De hecho, se suele decir que correr viene bien para eliminar deshechos metabólicos de los que se generan en gran cantidad tras una fiesta.
Respecto a los colmenones, hay otras zonas con mayor densidad y tamaño que ésta.
Gracias por la corrección.Me ha traicionado el subconsciente y le he dado al ciclista el nombre de un jugador de los Houston Rockets en los 80.

Tyrannosaurus dijo...

Eso como todo, salir de fiesta y correr al dia siguiente es totalmente compatible siempre que la cantidad de alcohol ingerido sea moderada. Si el alcohol ingerido es una cantidad considerable, hacer deporte al dia siguiente es imposible salvo que seas irlandes :). Por lo que veo un Halloween totalmente aprovechado, fiesta el dia anterior y al dia siguiente deporte y pototeo (hay quien de mas?).

Rufus dijo...

No sé si por suerte o por desgracia (creo que lo primero), mi cuerpo no admite bebidas por encima de los 15º. Así es muy difícl ponerse borracho en condiciones.