domingo, 14 de octubre de 2012

¡Viva la marcha!

Hace unos años, en una de mis salidas nocturnas por Huesca, recuerdo que una adolescente, bajo un cierto estado de embriaguez, gritó convencida: "¡Viva Ramón y Cajal!". Mis dudas sobre si se refería al conocido neurólogo español se disiparon cuando posteriormente exclamó:"¡Viva la marcha!". Por tanto sus vítores no se referían a Don Santiago, sino al instituto donde estudiaba.
 Al igual que la referida tinajera, al final de mi último evento olímpico bien podría haber lanzado vivas a la marcha, pero no a la que se acostumbra a hacer regada con alcohol, sino a la atlética.
 Esta vez no me iba a tocar rascarme el bolsillo, ya que las pruebas de marcha se celebraban en un circuito urbano de libre acceso (excepto una zona de tribuna en la zona de meta).
  Por la mañana se disputaba la prueba masculina de 50 km. , y por la tarde la femenina de 20 km.
Por si no fuera suficiente exigencia física pegarse semejantes palizas, la organización había preparado un circuito de sólo 2 km, lo cual es una tortura psicológica al tener que recorrer los mismos lugares una y otra vez. Pero lo que no es bueno para los atletas, lo es para los espectadores, que pueden ver a sus ídolos muchas veces, y en un enclave tan emblemático como las proximidades del Palacio de Buckingham.
La primera vez que en una prueba de marcha vi a un atleta tambaleándose, pensé que no era para tanto. Al fin y al cabo, andar no es tan cansado como correr. Pero cuando pude comprobar que los atletas hacen mejor marca andando 50 km que yo corriendo 42, empecé a darme cuenta de lo durísima que es esta disciplina. Cuando llegué ya habían empezado los 50 km masculinos. El circuito ya estaba repleto de aficionados , pero me pude ubicar en una segunda fila con bastante visibilidad. Se había ya roto la prueba, y los marchadores estaban repartidos en numerosos grupos, por lo que me costó un tiempo averiguar dónde estaba la cabeza de carrera. En ella sólo pude identificar al francés Diniz, uno de los grandes dominadores de la marcha tras la retirada del mítico Korzenowsky. Los españoles ya iban un poco rezagados, aunque esperaba una reacción en la última parte de carrera del veterano y curtido en mil batallas García Bragado. Más de 3 horas y media dan para mucho, así que no paré de dar vueltas por el circuito intentando sacar fotos antológicas con el palacio de Buckingham al fondo. Lástima que mi cámara compacta rosa y mis habilidades como fotógrafo no den para mucho. Al final se impuso el ruso Kirdyapkin con récord olímpico. García Bragado consiguió entrar en el top 20 a pesar de pasar ya la cuarentena, y al también español Benjamín Sánchez le vino "el tío del mazo" a visitar y las pasó canutas para acabar, teniendo incluso que detenerse en varias ocasiones. Entre las dos pruebas había unas cuantas horas que aproveché para comer y recuperar fuerzas (ver una carrera también cansa). También me dio tiempo a visitar una exposición artística que había por el centro destinada a mostrar la represión a la que un movimiento espiritual-religioso estaba sometido en China. No creo que me hubiera sentado bien otra ración de 50 km.Por suerte la sesión vespertina contaba sólo (es un decir) con 20 km. No me quise mover mucho, así que me tocó escuchar los gritos que una aficionada eslovaca profería cada vez que una compatriota suya se acercaba, aunque ésta no fuera precisamente en cabeza.
No era lo mismo con las marchadoras chinas, que marcaron un ritmo infernal desde el inicio. La exposición que había vistado un rato hizo que no las viera con muy buenos ojos. Por eso no pude evitar alegrarme como las rusas (aunque habría mucho que hablar sobre el respeto a los derechos humanos, concretamente los periodísticos en ese país) acabaran como auténticos "Sputniks", copando las dos primeras plazas con récord del Mundo incluido. El trío español tuvo una meritoria actuación. María Vasco estuvo en todo momento entre las 10 primeras, pero fue superada por Beatriz Pascual que hizo una gran carrera de menos a más, acabando octava. Tras dos años de caminatas interminables, llegó mi momento de ver como otros pateaban. Los Juegos Olímpicos llegaban a su fin, y llegaba el momento de volver a la cruda realidad. Es decir, comprar un periódico y ver que el 95% de la sección de deportes se dedica al fútbol. Pero ya queda menos para Río 2016.

2 comentarios:

Sosaku Runner dijo...

Tengo un amigo marchador y desde que lo tengo respeto mucho más este deporte. Parece fácil, pero esta gente marcha a ritmos que ni corriendo llegamos. Saludos,

Rufus dijo...

Cierto. No hay más que ver cómo acaban algunos atletas o probar a marchar a ese ritmo por un tiempo para comprobar que es una disciplina muy exigente.