jueves, 18 de abril de 2013

Jorge Vestrynge: El camaleón

El otro día no pude asistir a la conferencia de Miguel Ángel Revilla, ya que el aforo estaba completo, y nos quedamos muchas personas en la puerta. Esta vez no quería que me pasara lo mismo y me presenté con tiempo a la charla que iba a dar otro personaje político peculiar: Jorge Vestrynge.
Sus detractores, que los tiene a patadas, tienen un argumento muy fácil para desacreditarlo: su camaleonismo político, que le ha llevado a ser secretario general de AP, militar en el PSOE y asesorar nada menos que al ejército bolivariano de Venezuela, sin olvidar sus inicios en los que coqueteó con el fascismo. Semejante currículo puede indicar dos cosas: O que se es alguien sin escrúpulos que busca el sol que más calienta, o se es una persona que se plantea las cosas y evoluciona. Con la intención de descubrir en qué grupo está Vestrynge, me presenté en su charla, que llevaba el poco sutil título de "¡Viva la República!".

Como era de esperar con ese encabezamiento, la charla fue un compendio de críticas al sistema político actual, centrando sus dardos en la monarquía. Después de tantos años en los que había un consenso en no hablar mal del rey, parece que se ha levantado la veda (nunca mejor dicho, dadas las aficiones cinegéticas del Borbón) y se le ataca por todos los frentes. A mí, debido a los precedentes que hemos tenido en España de gobiernos republicanos,a cual peor, nunca me ha despertado mucha confianza esta forma de gobierno. Pero Don Juan Carlos ha sido capaz, con su torpeza, de convertir un movimiento casi folclórico hace unos años, en una opción en la que no es descabellado pensar a medio plazo.
Pero Vestrynge no pudo evitar salirse del guión, y nos ha expuesto sus particular visión de la economía, defendiendo el proteccionismo, o sobre la inmigración, siendo partidario de limitarla. Ni los socialistas, ni, por supuesto, los populares, se han librado de sus puyazos. Resulta difícil adscribir a alguien con unas ideas tan variopintas en un sistema político definido, pero él se define como nacional-comunista.

Tras la charla, que se me hizo realmente amena, no sólo porque Vestrynge es un buen orador, sino porque es una persona realmente culta y con experiencia, llegó el turno de las preguntas. Es la ocasión que esperan algunos miembros del público para lucirse. Baste decir que los tres primeros, ni siquiera llegaron a formular una pregunta como tal, y que renuncié a seguir la inconexa perorata del segundo, aprovechando para hojear un libro que me había llevado hasta que terminó su discurso, que no cuestión. No sé si esta gente se dará cuenta de que ni yo, ni el 99 % de los que estábamos allí no habíamos ido a escucharles a ellos, sino a Jorge Vestrynge. Por suerte, hubo algunos espectadores con menos afán de protagonismo que se limitaron a hacer preguntas, y dejar que el protagonista siguiera exponiendo su particular visión de la vida, adornada con algunas anécdotas realmente interesantes.
Tras casi dos horas, que se me pasaron volando, se dio por concuida su disertación. No puedo decir que esté de acuerdo con todas sus ideas, pero Jorge Vestrynge me parece un personaje de lo más interesante. Ha sido muy criticado por sus "cambios de chaqueta", acusándolo de incoherencia. Yo lo veo de otra forma. Para mí es una persona que ha sido capaz de ponerse en duda y evolucionar. Muy alejado de los políticos pesebristas que siempre se han cobijado a la sombra de un partido y nunca se han cuestionado nada del mismo. Sólo por eso se merece mi respeto.

2 comentarios:

Gus dijo...

¿Las fotos las hiciste tú? Debías estar en las filas delanteras.

Y otra pregunta, ¿dijo algo para ganarse a la afición del tipo me gusta mucho esta tierra?

Rufus dijo...

Efectivamente, las fotos son mías y me puse en primera fila. Fue un acierto, porque Vestrynge usó poco el micro, y mucha gente de las filas de atrás se quejaba de que no lo escuchaba bien.
Ese recurso para ganarse a la afición local es un clásico. En este caso, destacó un restaurante de Huesca (sin nombrarlo), y dijo que era donde mejor había comido. Aunque añadió que esa calidad se pagaba...