viernes, 5 de julio de 2013

5 km Carrera Nocturna de Calella

Aprovechando los 3 días de puente que tengo cada semana (hace poco más de un año, mis "puentes" eran de un día), nos fuimos un amigo y yo a pasar el fin de semana en Calella, localidad costera del Maresme barcelonés. Fue un fin de semana interesante, que si las musas me visitan dará lugar a una crónica aparte. En ésta me voy a centrar en uno de los acontecimientos más destacados: Una carrera popular.
El viernes por la tarde-noche, mientras paseábamos por la populosa calle principal de Calella, me fijé en un cartel que anunciaba una serie de 3 carreras nocturnas a que se iban a celebrar en la comarca. Casualmente, la primera de ellas iba a ser en Calella al día siguiente. En ese momento descubrí cuan útil es que un amigo disponga de un Smartphone con tarifa de datos. Gracias a él y a su "Samsung" pude visitar la web de los organizadores y realizar la inscripción en línea. Se suponía que el plazo de inscripción había expirado hacía unas horas, pero el sistema me dejó hacer el pago, así que me di por apuntado.
 Un profesional del ramo se hubiera cuidado hasta el momento de la carrera. Como yo no lo soy, salí esa noche de marcha, fui a patear a la mañana siguiente, estuve unas cuantas horas en la playa, y a las 20 h (una hora antes de la prueba) me fui a echar una cerveza. Apuré tanto que no me dio tiempo a calentar. No es lo mejor para afrontar una prueba tan explosiva como un 5000. Como tampoco lo es (sobre todo estéticamente) correr con un bañador a cuadros.
A la hora de recoger el dorsal, por primera vez en mi vida atlética, me exigieron presentar el DNI. Para más INRI, no estaba en la lista de inscritos. Gracias al teléfono de mi amigo, les pude mostrar el correo de confirmación y me permitieron correr. Por lo visto, habían sacado el listado antes de cerrar el sistema de inscripción, lo que hizo que algunos nos "coláramos".
Como suele ser habitual, la gente salió en estampida. Teniendo en cuenta que no había calentado, procuré empezar suave, y aún así noté mi corazón desbocado a los pocos segundos. Mi veteranía me permitió encontrar un ritmo adecuado y mi poderosa máquinaria corazón-pulmón empezó a carburar en condiciones.
 La carrera consistía en dar dos vueltas a un bulevar que transcurre paralelo a la playa. A pesar de lo agónico del esfuerzo, pude apreciar lo agradable que es correr al atardecer junto al mar.
 Sin ninguna referencia (los kilómetros no estaban balizados), me limité a ir pasando corredores poco a poco hasta que, casi sin quererlo estaba afrontando la recta de llegada. Un esfuerzo final y pude acabar con un tiempo bastante decente, sobre todo dadas las circunstancias previas, de 21'19'' (a 4'16'' el km). En la llegada, la organización nos obsequió con agua, bebidas isotónicas y/o cerveza, además de una camiseta técnica, que, como es bastante habitual he regalado a mi padre (con las 10 ó 12 que uso habitualmente tengo bastante rotación).
En resumen, una carrera correcta, con un buen ambiente (local en su mayoría). Aunque para mí, lo mejor es haberme encontrado con ella por accidente. El "talento natural" a la hora de hacer turismo, da muchos sinsabores, pero a veces alberga gratas sorpresas.



3 comentarios:

Sosaku Runner dijo...

Buena carrera, buen ritmo. En esas carreras pequeñas te suelen tratar bien. Preferiría que no me regalaran camiseta y que me cobraran dos euros menos, la verdad.

Tyrannosaurus dijo...

Las pruebas nocturnas tienen su encanto. Aquí en Zaragoza, la asociación "os andarines" organiza una, en este caso andando por los galachos de juslibol de 11 a 3 de la madrugada aproximadamente, dependiendo del ritmo y la verdad que es una gozada, y más el huevo frito con jamon con el que te obsequian a la llegada.
Veo que sigues manteniendo unos ritmos notables.

Rufus dijo...

La verdad es que las camisetas me hacían mucha ilusión al principio, pero ahora casi no sé qué hacer con ellas. Empiezo a valorar más otras cosas, como por ejemplo lo del huevo frito.