El día había salido soleado, lo que me permitió hacer casi todo el trayecto (de unas 6 horas) en cubierta. Aunque dentro del barco tampoco había mucho que hacer. No está pensado para transportar pasajeros a pie. Se podían alquilar camarotes, pero eso se me salía del presupuesto.
Wanermünde desde el ferry |
Otra vez pude contemplar un maravilloso atardecer sobre el mar. Pero observar tanta belleza tuvo su precio: a pesar de estar en agosto, en esas latitudes, las noches son frías, así que me tuve que refugiar en el supermercado del barco por un tiempo.
Ya entrada la noche se empezaron a ver luces. Suecia se divisaba en el horizonte.
Al llegar al puerto de Trelleborg me hicieron esperar hasta que salieron todos los coches del ferry. Allí me di cuenta de que era el único pasajero que había hecho el viaje "a pelo", es decir, sin coche. Debía cantar mucho en medio del puerto mientras intentaba orientarme, porque enseguida me abordó un empleado en su coche preguntándome que a dónde iba. Amablemente me llevó hasta la salida.
Atardecer en el Báltico |
Mi "talento natural" no fue suficiente para encontrar la estación de tren, así que me rendí y pregunté a un joven local. Su respuesta no pudo ser más desconcertante. Me dijo que no sabía dónde estaba. Más clarificadora fue la respuesta de una chica a la que también pregunté: Trelleborg no tiene estación de tren. Sí que tiene, en cambio de autobús, y allí me dirigí un tanto desconcertado.
El desplazamiento de Trelleborg a Malmö lo había consultado en una página de los ferrocarriles suecos. Pero allí estaba yo, a las 10 de la noche, una ciudad desconocida, sin posibilidad de alojamiento y no sabiendo si podría trasladarme a mi destino. Fueron momentos un tanto complicados. Por suerte, en la estación de autobuses vi que había uno a Malmö, que partía en 20 minutos. Por lo visto, en la página que consulté, a falta de tren, habían incluído los horarios del autobús.
Ya había estado en Malmö, en una fugaz visita hace unos años. Aun así, entre que es una ciudad grande, y que de noche se ve muy cambiada, me costó un buen rato orientarme y llegar al albergue. Afortunadamente éste tenía recepción abierta 24 horas. Se trataba de un moderno y funcional establecimiento. Muy limpio y con unas instalaciones un punto mejores que las que se suelen encontrar en los albergues. Eso sí, salía bastante caro.
Interiorismo nórdico |
No iba a pasar mucho tiempo en la ciudad, así que enseguida salí a explorar. Era sábado por la noche, por lo que se podía ver bastante ambiente por las calles.
Mucho se ha hablado sobre la belleza de las mujeres suecas. Como no soy partidario de resaltar lo obvio, no haré ningún comentario al respecto.
Malmö no es una ciudad especialmente monumental, aunque no carece de atractivos (aparte de los femeninos, lógicamente). Pero yo estaba cansado, la ciudad no lucía mucho de noche y mi cabeza estaba ya pensando en el viaje del día siguiente a Estocolmo, así que me retiré pronto a dormir, cosa que pude hacer, pese a los ronquidos de mi compañero mormón.
2 comentarios:
El atardecer en el Baltico hubiera merecido unos versos como acompañamiento. Pudistes hacerte una idea del nivel de pototeo en Malmo?
Unos versos...o una sueca, pero no se puede tener todo.
En Malmö sólo me di una vuelta por la calle para ver el ambientillo. No sé cómo estará el pototeo por allí
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