jueves, 23 de noviembre de 2023

RETIRO DE TANTRA YOGA: CALIDEZ COLOMBIANA Y SIMPATÍA CATALANA

  El gran día que daba sentido a mi viaje había llegado. El retiro de Tantra Kriya Yoga comenzaba esa misma tarde. Se preveía una jornada de emociones fuertes, por lo que iba a precisar de mucha energía. Nada mejor para ello que meterme entre pecho y espalda un auténtico "desayuno paisa" que, por menos de dos euros al cambio, me ofreció un contundente plato compuesto por arroz, fríjoles, huevos pericos, una arepa con queso, un croissant y un chocolate. Ya podía enfrentarme con todo lo que viniera.

Desayuno paisa: no apto para dietas hipocalóricas

 El retiro iba a tener lugar en una reserva natural situada a algo más de 100 kilómetros de Medellín. Llegar en transporte público hubiera supuesto una odisea. Por suerte, pude acoplarme a una expedición formada por dos participantes del curso que también partían de la capital antioqueña y contaban con vehículo propio. El trayecto de unas dos horas con dos damas con tanta sabiduría como elegancia y simpatía fue un auténtico placer. Y no fue sino un aperitivo de lo que me esperaba en mi destino, que era la Reserva Natural Zafra, un lugar privilegiado para desconectar del mundanal ruido, del que en Colombia van más que sobrados. 

 Solo estábamos 5 alumnos más la profesora, un número perfecto para desarrollar la actividad y confraternizar entre nosotros. Esto último se me facilitó con una de las alumnas con las que tuve la fortuna de compartir una enorme cabaña de dos plantas en la que el espacio vital per cápita superaba con mucho la media de mis alojamientos más habituales. 


La casa por la ventana

 Antes de entrar en materia tuvimos unas horas libres en las que nos dedicamos a explorar la redolada. Aparte de un río muy apetecible para el baño, también había otra zona de retiros bastante competente. Por lo que me contaron, hace unos años, esta zona estaba infestada de guerrilleros, lo que contrasta con la paz que, hoy en día se respira en la zona. 

 Como aún sobraba tiempo, y no me gusta estar ocioso en mis viajes, decidí visitar la cercana localidad de San Rafael de Antioquia, situada a unos 6 kilómetros del retiro a través de una pista sin asfaltar. 

 A pesar de su pequeño tamaño, San Rafael distaba de ser un remanso de paz. Por todas partes se escuchaba música a todo volumen, y el tráfico, a pesar de no ser intenso, sí era ruidoso. No es de extrañar que, viniendo de un entorno tan apacible, no perdiera mucho tiempo en la exploración del lugar. Además, se trataba de una localidad de urbanismo relativamente reciente, por lo que no me llamó la atención desde el punto de vista arquitectónico.

Parroquia San Rafael Arcángel

 A la vuelta me sorprendió el ocaso, por lo que tuve que recorrer el camino con más cuidado. Cada cierto tiempo me tenía que apartar para dejar pasar algún vehículo. Dejando aparte estos momentos, el paseo por un lugar tan apartado fue de lo más agradable. La sensación de estar en un lugar perdido en medio de la nada era total. 

 Los siguientes días transcurrieron en una bendita rutina en la que hacíamos sesiones de Tantra Yoga y comíamos deliciosos manjares vegetarianos en un entorno inmejorable, muy alejado del bullicio (externo e interno) en el que nos encontramos la mayor parte del tiempo. Sin entrar en muchos detalles, las prácticas del Tantra Kriya Yoga consiguen desbloquear canales energéticos y movilizar esa energía. Si eso es algo que nunca viene mal, en mi caso, en mitad de unos mis viajes, siempre extenuantes, fue maná caído del cielo.  

 Aparte de un grupillo con los que compartí el tour por Medellín, apenas había encontrado compatriotas en mi viaje por Colombia. Para mi sorpresa, una mañana que fuimos al bañarnos al río, nos encontramos con una joven de Manresa haciendo sus abluciones. Nos comentó que trabajaba de profesora en uno de los barrios más humildes de Medellín y que estaba conociendo el país aprovechando unos días de vacaciones. Me dio una cura de humildad al contarme los precios a los que había conseguido reservar alojamientos en su recorrido. Además de por su habilidad niunclavelística, se ganó a nuestro grupo por su bonhomía. Tanto que la invitamos a compartir una de nuestras sesiones de yoga, a la que se sumó con agrado.

 Una práctica tan profunda como ésta y en un grupo tan pequeño, hizo que se estableciera una relación muy bonita entre los participantes. Me sirvió también para conocer con detalle el carácter colombiano. Y una de las características que lo definen, además de su dulzura, es su hospitalidad. Prueba de ello es, una vez que comenté que pensaba seguir mi viaje visitando el Eje Cafetero, una persona se ofreció a llevarme en su coche y otra a pernoctar en su casa. Menos mal que no había hecho caso a los agonías que mostraban cara de susto cuando les decía que iba a ir de viaje a Colombia...

5 comentarios:

Tyrannosaurus dijo...

Buenas noches!

Lo cierto es que me has intrigado con lo de la práctica del Tantra kriya yoga, si alguien con tanto sentido común como tú lo ha probado, supongo que es porque sus beneficios están mas que contrastados :).
Aunque supongo que seguro que hay opciones de practicarlas mas cercanas, supongo que tu intención era practicarlo en un paisaje idílico y así desconectar de un viaje que se puede hacer estresante?.
Esperando que hayas empezado el año 2024 de la mejor manera posible, recibe un saludo.

Rufus dijo...

No te fíes de mí, que a veces patino. Pero a posteriori te puedo decir que esta práctica, con esta gente, vale la pena.
Había hecho el curso de Tantra Yoga online. Era mi oportunidad para encontrarme en persona con la profesora y de paso conocer Colombia. Pero efectivamente, en España se puede practicar, aunque no es muy popular.
Feliz año. Un saludo

Anónimo dijo...

Que bien que conozcas él carácter colombiano. Saludos☺️

negraa dijo...

☺️👏

Rufus dijo...

Es una de las cosas que más me gustó del viaje: el carácter colombiano :) Saludos