sábado, 13 de junio de 2009

Day on



En inglés a los días festivos se les llama “day off”. No me parece muy adecuada esa denominación. Para mí, y sobre todo ahora los días off son los laborales. Para mí un día festivo es la oportunidad de conocer la zona. La red de autobuses en la isla es bastante extensa y eficiente, lo que hace que no eche de menos mi Ax a la hora de recorrerla. En este caso la jugada es sacarse un “billete-día”, que por el módico precio de 6 libras permite hacer todos los viajes que se quieran hacer en el mismo día dentro de la isla de Skye. Y eso es lo que hice, en este caso, y a diferencia de la soledad que me acompaña en mis visitas, acompañado de Ann, una tailandesa que trabaja en el hotel.
Tenía que hacer unas gestiones en Portree (mi antigua morada), así que esa fue la primera escala. Yo ya lo tenía visto, pero a mi compañera le gustó mucho. Cuando se está en una aldea, un pueblo llama bastante la atención. Y si está en un enclave tan privilegiado, más. Vi a mis amigos húngaros que me comentaron que en mi antiguo restaurante, no solo buscaban ayudante de cocina, sino también camarero/a. Lo cual me hace sospechar que mi ex-compañera finlandesa había tomado el mismo camino que yo, y sin duda confirma que el “Central Restaurant” no es un lugar en el que la gente se dé de tortas para trabajar en él.
Nuestro segundo destino fue Armadale, en el extremo sur . De allí sale un ferry que conecta con la isla de Gran Bretaña. La zona es muy distinta al resto de Skye, con frondosos bosques. En uno de ellos había una especie de colonia “hippie” donde vendían productos orgánicos. Nos apresuramos a coger el último autobús que volvía a Broadford ese mismo día. Pero como aún eran las 7 de la tarde estiramos nuestro billete-día para visitar Kyleakin, última localidad antes del puente. No es gran cosa: unos cuantos albergues y unas ruinas de un antiguo castillo. Esta última visita no cubicó mucho. Nos habíamos pasado de listos haciendo viajes y viajes con el mismo billete. Al coger el bus de vuelta, el conductor nos dijo que no valía. Se trataba del autobús que venía de Glasgow, que al parecer es de otra compañía. Como ya no había más, tuvimos que cogerlo y nos soplaron 4,20 libras por un trayecto de apenas 10 km. Ni “La Oscense” en sus mejores tiempos. A pesar de este pequeño y craso error, acabé con la sesnación de haber aprovechado muy bien mi “day on”.

4 comentarios:

Gus dijo...

qué más nos puedes contar de Ann? religión, fobias, filias, estado civil, etc.
compraste algo a los hyppies? qué vendían?
por cierto va mejorando tu nivel de inglés?

LUCAS TRAPAZA

Rufus dijo...

Ann es budista, soltera y no le gustan las "baked beans".
Los hyppies vendían alimentos ecológicos y defendían los permocultivos. Mi inglés no mejora mucho. Necesitaría tener la cabeza más descansada para progresar.

@gonzaloredondo dijo...

Lo de Ann suena muy exótico. Casi tanto como la captura de Roldán en Laos. Nos tienes que contar más y mejor. Apuesto lo que quieras a que los hippies no sabían que la jornada se tratataba de un "day off". Cuando llevas toda la vida en modo "year off", éstas cosas pasan desapercibidas.

Por tu inglés, no te preocupes. Seguro que es más que notable. Desde que vi el inefable episodio monclovita de "every day bonsais" cualquier intento de hilar "this a window, this is a table", lo veo ciertamente voluntarioso y digno de elogio.

Por el solar patrio (que así lo denominaba el jesuita) todo sigue igual, lo cual, con la que está cayendo, es la peor noticia posible. Gus va a volver al útero de sus orígenes de raza, y se va a venir a León a pasar unos días. Tendremos francachela, con posterior filandón, el día 28 en el populus. Una pringá que no la aslata un gitano (tal vez Roldán se la hubiese asaltado) nos ha sido prometida por la tía que llaman Loly. Ahora también se dedica a destilar licores de frutas. Tomando uno de ellos y con un buen partagás, tan arrogantes como los que fumaba Bogart al contraluz de aquel templo de la unanimidad del destino como era el Ricky Café, te echaremos de menos. Seguro.

Un abrazo, " very on"

Gonzalo

Rufus dijo...

La verdad es que cada vez que veo como andan las cosas por España se me quitan las ganas de volver. Aunque me vuelven cuando pienso en las martingalas y banquetes que seguro que os montáis por León, que seguro que están rebosantes de viandas y humores.
Un abrazo