domingo, 21 de junio de 2009

XXVI Media Maratón de la Isla de Skye

Una vez que supe que el destino de mi periplo escocés iba a ser la Isla de Skye, no tardé en enterarme que en la capital se corría una media maratón. Evidentemente ese iba a ser uno de mis objetivos principales. Mis cambios laborales pusieron en riesgo poder estar presente. Afortunadamente en el trabajo me dieron la mañana libre y contaba con un autobús que me permitía estar a tiempo para la prueba. Intenté lograr alguna adhesión entre el personal del hotel sino para correrla, por lo menos para que viniera a empaparse del ambientillo y me hiciera compañía. Predicar en el desierto hubiera sido más productivo.
Según los expertos, antes de una carrera hay que pasar la “fase de stress”, es decir, poner el corazón a muchas pulsaciones durante un corto espacio de tiempo. En este caso yo la pasé y la sobrepasé debido a mi mala cabeza. A escasos minutos de que llegara el autobús revisé la mochila echando en falta el resguardo de inscripción. Jugándome el perder el bus, volví al hotel, entré en la habitación, pero no lo vi. Volví corriendo a la parada cuando vi aparecer el vehículo. Le hice una señal y paró. Menos mal porque no creo que me hubiera dado tiempo de llegar a la parada. Un rato después, aún con el corazón acelerado, el resguardo apareció en uno de mis bolsillos. Los genios tenemos esas cosas.
Al llegar a Portree me olvidé de mi oscuro trabajo y me sentí renacer al palpar ese ambientillo pre-media maratón que tanto me gusta. Entre los espectadores estaba un ex compañero de mi anterior restaurante. Un día dejó de venir. Yo no sabía qué había pasado. Me contó que había sido despedido por una nimiedad. Por cierto, si a alguno le interesa, en el restaurante siguen buscando kitchen porter y camarero.
A las 10.30 entre 150 y 200 mediomaratonianos partíamos del instituto de Portre . Enorme la sensación de volver a competir. El primer tramo era por una carretera estrecha, llena de toboganes, con tendencia a subir. El tiempo era muy agradable, fresco y ligeramente nuboso.
Mis sensaciones eran buenas, aunque era consciente que no había hecho ningún fondo en las útimas 4 semanas y tenía miedo de hundirme al final. El hecho de que se midiera la carrera en millas en vez de kilómetros me impidió tener las referencias habituales. Usé el truco millas es a kilómetros como euros es a pesetas, que da una idea bastante aproximada. En todo caso, se me hacía muy larga la distancia entre milla y milla.
El paisaje era bastante agradable, con montañas al fondo y pasando de vez en cuando junto a alguna granja o algún Bed&Breakfast. Esa fue la tónica hasta la milla 7. Mi ritmo era bastante uniforme y lo llevaba comodamente. En ese momento cogimos una carretera más ancha y monótona, con grandes rectas, y con el añadido de que la circulación de vehículos estaba permitida. No es nada agradable estar corriendo por una carretera casi recta con automóviles circulando en los dos sentidos y además con ligero viento en contra. Allí salió a relucir la fortaleza mental que me está otorgando la lucha contra los obstáculos que no dejan de surgirme en los últimos tiempos. A falta de tres millas, tras coronar una pequeña tachuela, Portree apareció en el horizonte. Aproveché la bajada para desplegar mi poderosa zancada y acelerar el ritmo. Fui a tope hasta el final, donde nos esperaba una banda de gaiteros ataviados con el tradicional traje escocés, dando la nota costumbrista y musical al evento. Paré el crono en 1h 38’57’’. Una marca muy buena para mí, aunque en este caso la calificaría de excelente teniendo en cuenta la dureza del recorrido, el viento y mi escasa preparación en el último mes previo a la carrera. La tan esperada “bolsa del corredor” se quedó en una humilde taza y una barra de “Mars”. Además, el único líquido suministrado durante y después de la prueba fue agua. No les vendría mal a los organizadores pasarse por la media de Barbastro o la Carrera del Ebro y tomar nota. Eso sí, en el interior del pabellón unas viejecitas ofrecían comidas y bebida, pero a cambio de dinero para obras de caridad. ¿Qué mejor obra de caridad que dar de comer y beber al hambriento y sediento corredor?
La lluvia hizo acto presencia para aumentar el sufrimiento de los últimos corredores. Tras un voltio por Portree volví al hotel donde no faltaron las clásicas preguntas que también me suelen hacer en España:¿Has ganado? No. ¿Y en qué puesto has quedado? Ahora lo puedo responder: el quincuagésimo noveno de 290.

6 comentarios:

Tyrannosaurus dijo...

Enhorabuena campeón, por tu preparación un tiempo bastante bueno sin duda. ¿No pensastes en para a almorzar en algún bed&breakfast? :), aunque por lo que veo por esos lares se lo montan bastante mal en lo que a avituallamientos se refiere. En mi última excursion con los andarines de aragón para acabar nos dieron unos huevos fritos con longaniza. Y para beber no falto ni el vino, ni la cerveza, e incluso hasta dieron orujo. Así si que se puede.

Rufus dijo...

En una prueba de éstas, las bebidas y el picoteo son media vida.Esta se quedaba muy coja. Pero bueno, quitando ese detalle ha estado muy bien poder correr.

Gabriel Puyo dijo...

Eres una auténtica máquina Alfonsín. Veo que eres un maratoniano de enjundia. Estás creando un libro peripecias muy interesante.

Un abrazo!

@gonzaloredondo dijo...

Me alegro mucho, Rufus, por ser tú quien haya dejado bien alto el pabellón patrio en la media maratón de Skye. El relato, con todo lujo de detalles, me ha trasladado, como un espectador más, a tan señalado día. Denunciar, eso sí, que la bolsa de corredor sea tan poco reponedora. Casi parece imprescindible correr con un bocata de buen chorizo (de León a ser posible) cinchado a la goma del pantalón corto. Si regresas a España a pasar unos días, ya me encargaré de que vuelvas a estas remotas tierras con un buen cargamento de culares ne sus diferentes versiones.

Enhorabuena, mucha fortuna para lo que te queda y espero verte el próximo año en la media maratón de León. Tal vez sea Ferrero, no tengo toda la información en la mano para confirmar este punto, el que maneje el handlind de las bolsas del tentempié.

Por lo pronto veré a Gus(D/m) el próximo fds en León. Comentaremos tu carrera y alguno de los tópicos que nos acompañan en nuestras quedadas gastronómicas. Como decía Chéjov: "Cualquiera que sea el tema de conversación, un viejo soldado siempre hablará de guerra"

Un abrazo

joaquin.chc@gmail.com dijo...

Muy bien, Rufus. Por lo que veo disfrutaste de la carrera y con una marca muy buena. Si hubieras podido entrenar bien estoy seguro de que el podium lo hubiéramos tenido ahí, al alcance de la mano.
Aunque yo estoy con mi primo Coubertain, que siempre está con el rollo de que "lo importante es participar"...
Cada año que pasa estoy más de acuerdo con el lema, jeje.
Por aquí, el equipo de Touch Rugby va viento en popa. Hemos hecho unos fichajes de mucho nivel, antiguos jugadores de rugby XV que nos permitirán luchar contra los de Jaca con garantías para hacernos con la I Copa Altoaragón. Ya dirás si quieres que te encarguemos uniforme, que esta semana lo pedimos.
Cuídate, disfruta y sigue con el blog. Un abrazo. J.

Rufus dijo...

Gracias Drazen. Ya sabes que el pototeo y el deporte son partes indispensables en mi vida dento y fuera de la cancha.
Aunque Escocia sea una de las zonas con mayor índice de obesidad del mundo, según leí en un tabloide hace poco, es por la cantidad y no por la calidad de sus viandas. Baste el dato de que desde que estoy por estos lares he bajado 5 kg. Seguro que cuando vuelva a León, recuperaré presto alguno de ellos.
Joaquín, encárgame uniforme. Aunque de momento no lo pueda utilizar, será una prenda mítica dentro de unos años cuando el "touch rugby" se popularize en España.