lunes, 8 de marzo de 2010

Welcome to Kansas

El jueves me levanté a las 5. Cogí un autobús de Zaragoza al aeropuerto de Barajas. Allí tuve que esperar más de 3 horas para tomar un vuelo a Philadelphia que duró 7 u 8 horas. En Philadelphia, aparte de aguantar tediosas colas y controles de inmigración, debí soportar una espera de más de 5 horas. Cogí un vuelo de unas dos horas y media que me dejó en Kansas City. En el aeropuerto me recogió mi amigo Jorge y me llevó a Lawrence (1 hora más de viaje en coche). 25 horas después de levantarme, llegaba a mi destino. Totalmente aturdido y desfondado por las esperas, las colas, los viajes y el jet-lag. No tenía ganas para otra cosa que pillar una cama. Aún así fuimos a hacer una inspección de la zona de bares de Lawrence. Nada más entrar en un bar, conocimos a un grupillo de gente local. Nos sentamos en su mesa, bebimos juntos y nos fuimos a otro garito a echar unos bailes de enjundia. Con un recibimiento tan acogedor, el jet-lag, las esperas, los cacheos, las horas de vuelo y el cansancio pasaron a mejor vida. Y es que, como dice Jorge, no hay mejor medicina que el pototeo.

2 comentarios:

Fuen Murcianica dijo...

Vaya homenaje que te vas a dar de despedida de la buena vida,jejeje!!

Pasaló muy bien y ten cuidado ,no te tomen por un terrorista.

Mil besos!!!!

Rufus dijo...

Fuen, hay que intentar que todo sea buena vida, tanto si se trabaja como si se está de fiesta. Aunque estando aquí se hace más fácil que sea buena.
¿Desde cuando tengo cara de terrorista?