viernes, 2 de diciembre de 2011

Me tocó el gordo


Todo lo bueno llega a su fin. Lo malo también, claro. En este caso hubo mucho de lo primero y casi nada de lo segundo. Concluían mis vacaciones y tocaba coger el vuelo de vuelta. Siguiendo mi política de austeridad, había elegido el trayecto más barato dentro de lo razonable, es decir, sin escalas ni llegadas de madrugada. Ello implicaba volver desde otro aeropuerto distinto al de mi ida, que había sido Newark. En este caso, tenía que coger el vuelo en el JFK. En principio esto es una desventaja, ya que en la ida te puedes hacer una composición de lugar que te sirve a la vuelta para no perderte. Tras haberme pateado los 5 distritos neoyorquinos no me asustaba nada, así que este cambio no fue ningún problema. Tampoco era muy complicado. Una línea de metro me llevaba directo a una estación de tren que enlazaba con el aeropuerto JFK. Aproveché las vistas del tren para conocer un poco más de Queens, la zona menos pateada en este viaje y para contemplar un bonito amanecer, espectáculo que no había podido (ni querido) presenciar los días anteriores.
En la cola de seguridad pude ser sometido por primera vez a un escáner de cuerpo entero. Algo debieron ver, porque me separaron de la fila, y vino un "Shaquille O´Neal" en segurata a cachearme. Di gracias al cielo por no haber sido drogadicto ni traficante, porque no me hubiera gustado nada tener que rendirle cuentas a semejante "morlaco". Tras ver que era inofensivo, me dejó marchar sin más. No entiendo tanta minuciosidad en el registro para salir de Estados Unidos. Al fin y al cabo, si llevo armas, las saco del país, con lo que se convierte en un lugar más seguro.
El vuelo transcurrió sin novedad, con la única pega de la ubicación: el centro de la fila central. Es decir, ni podía ver el paisaje ni estirar una pierna hacia el pasillo. Por lo menos las películas que ofrecía el avión y las tertulias políticas de mi mp3 hicieron más llevaderas las 7 horas hasta llegar a Heathrow. Por supuesto, volví andando a casa como mandan mis cánones.
Al día siguiente me tocaba volver a mi oscuro, fabril y monótono trabajo. Pero al fin y al cabo, el dinero que gano a cambio es lo que me permite hacer viajes como éste.

3 comentarios:

Tyrannosaurus dijo...

Como suele decirse en estos casos, vuelta de vacaciones pero pensando que es un día menos que quedan para que empiezen las proximas. Por lo que cuentas esta claro que Nueva York da mucho juego, y en lo que se refiere a turismo pototeril la cosa pinta bien.

Rufus dijo...

Ciertamente, Nueva York da mucho juego. Respecto al pototeo, no es un destino fácil ni mucho menos.Las mujeres son muy receptivas, pero el siguiente escalón es bastante más complejo.

Anónimo dijo...

Al leer el título pensé que habías pillado algo de Grañén pero por la fecha un poco pronto.
Que pases Felices Fiestas.
Un abrazo