miércoles, 30 de septiembre de 2015

Granada (y II)

 Para empezar el día, había pensado en hacer un  tour gratuito por el centro de la ciudad.
 Al llegar al punto de reunión, me encontré con dos empresas distintas que hacían exactamente lo mismo. Ya la teníamos liada. Con lo que me cuesta tomar decisiones...
 Había unas listas para apuntarse, y lo hice en la que había menos gente, por aquello de repartir la riqueza (aunque sea más bien de derechas, tengo algún tic comunista). Lo que no me había fijado es que mi tour salía media hora más tarde. Así que, aparte de tener que esperar un rato más para empezar, vi como empezaba a venir gente hasta formar un grupo de enjundia. Afortunadamente, nos dividieron en 3. No puede decirse que salir mal parado en el reparto, ya que mi guía fue presentada como "miss free tour". Además  demostró mucho conocimiento y, sobre todo una gracia natural que hizo muy amena la visita.
Tour "gratuito" por el centro de Granada
 Recorrimos el centro de Granada que, a pesar de no ser tan reconocido como la Alhambra y el Albaicín, tiene mucho que ofrecer. La única nota negativa del paseo, fue que ya,casi al final, la hasta entonces intachable guía, nos dejó en un bar durante unos 15 minutos para que "descansáramos". Con el calor reinante, era difícil evitar echarse un trago, que, para más INRI ofrecía una tapa irrisoria. Buen chico yo para caer en la trampa... Tampoco lo hizo una pareja valenciana a la que tampoco le pareció muy bien la jugada. Al final del tour me fui con ellos a echar un trago donde, esta vez sí, daban una tapa digna de tal nombre.
 Para el segundo día, ya no sólo buscaba una cama para descansar. Quería algo de interacción social en mi alojamiento. Así que fui que volví a la residencia  a coger el maletón y me dirigí a un albergue más cercano a la Alhambra y con más vidilla. El estilo sobrio y un poco retro del primer establecimiento dio lugar al colorido y estilo juvenil del segundo.
 Tocaba compartir cuarto, y en ese momento había una coreana que, para mi decepción morboso-sociológica, no era del norte.
 Había llegado el momento de visitar la Ahambra, o por lo menos acercarme todo lo posible a ella, ya que no había conseguido entrada. Hay que sacarla con muchos días de antelación.
  Probé suerte en la taquilla, pero no coló. Así que recorrí los aledaños y pude hacerme una ligera idea de lo que me había perdido. Hay que ver el lado bueno: ya tengo excusa para volver a Granada.
Poderosa tapa
 Nada mejor que una poderosa tapa para subir la moral y estar preparado para el segundo tour del día: Sacromonte.
 Empezamos internándonos por el Albaicín, auténtico laberinto de callejuelas estrechas y llenas de encanto. Según nos comentó la guía, hace unos años, esta zona estaba totalmente degradada. Pero de un tiempo a esta parte, se ha puesto de moda y las casas alcanzan precios astronómicos.
Magníficas vistas
 Conforme ascendíamos por las empinadas cuestas, las vistas sobre la Alhambra y el resto de la ciudad mejoraban. Llegamos incluso a salirnos del casco urbano subiendo una colina, en la que, al otro lado nos esperaba el barrio del Sacromonte, conocido por la presencia de cuevas excavadas en la roca a modo de viviendas y la presencia de numerosos tablaos flamencos. Sin duda, una visita que merece la pena, por ser algo totalmente original.
 Al final de la ruta, la guía, que siempre había hablado de "tour gratuito", demostró su timidez al finalizar el recorrido sin solicitar el "aguinaldo". Nos dejó un tanto desconcertados (soy niunclavelista, pero hasta un límite), hasta que un hombre exclamó: ¡Pero te podremos dar una propina!. Y así lo hicimos, ante su azoramiento que, seguramente será mucho menos cuando se foguee en el oficio.
Sacromonte
 Ya de vuelta al albergue, vi que organizaban una ruta de tapas. A pesar de que cobraban 3 euros, no dudé en apuntarme en aras de socializar un poco.  Mientras esperaba la hora, entablé conversación con una italiana que estaba merodeando mientras sus compañeros de cuarto dormían.  La convocatoria no tuvo mucho éxito y se suspendió por falta de quórum. Pero yo quería tapas, así que le propuse a la italiana que creáramos nuestra propia ruta, y junto a una inglesa que acababa de llegar al hostel, partimos al corazón de la ciudad.
 Habiendo tantos bares donde elegir, nos costaba un poco decidirnos, y anduvimos un poco errantes. Quizá hizo que la transalpina se despidiera súbitamente del grupo tras haber disfrutado de una sola tapa. ¿Acaso la "despedida a la italiana" sea un híbrido entre la convencional y la francesa? Es decir, digo adiós, pero de repente y sin dar ninguna exlicación.
 El nuevo grupo hispano-británico fue más operativo y tras la segunda tapa fuimos a un mirador situado en el Albaicín con vistas a la Alhambra, que estaba muy animado, con improvisados guitarristas y cantaores.
La conversación con Beccah fue más que interesante, y supuso un gran colofón para mi estancia en Granada. Ni siquiera lo empañó el que apenas pudiera dormir en el albergue, entre otras cosas, por el molesto ruido del ventilador con el que contaba mi habitación. ¿O será que las emociones que provoca este monumento hecho ciudad que es Granada hacen que sea difícil conciliar el sueño?

7 comentarios:

Tyrannosaurus dijo...

El tour de tapas a 3 euros se ajusta completamente a los cánones del "niunclavelismo". Además estando en Granada serán tapas de enjundia.

Estar en Granada y no visitar la Alhambra debería estar penado con cárcel, aunque bajo promesa de tener una excusa para volver podríamos absolverte.

Dina dijo...

Jo, yo la disfrute por todo lo grande... amos, que localizamos una tetería de lo más cuqui (usease, el edificio tenía unas grietas que asustaban) con vistas a la Alhambra que... vamos, fuimos fieles clientas mientras duró nuestra estancia

Rufus dijo...

Dado que en esos 3 euros no entraba ninguna tapa (sólo el paseo guiado), la jugada de ir por nuestra cuenta aún fue más niunclavelista.
¡Ni que Granada sólo fuera la Alhambra! Aunque la próxima vez, no se me escapa viva.

Rufus dijo...

No sabía que te gustara tanto el te, Dina...

Dina dijo...

Soy como una cajita de sorpresas... nunca se sabe lo que puede contener su interior :)

Rufus dijo...

¡Ya lo creo! Y además alguna vez, incluso son buenas...

Dina dijo...

Coooorrecto!!!! Alguna de ellas hasta buena