lunes, 4 de octubre de 2010

Restaurante Los Rosales

Mi ajustada política de gasto, sumada a una cierta aversión a pasar mucho tiempo en la cocina, por motivos ya comentados, ha acabado por afectar de forma negativa a la calidad de mi dieta.
No quiero echar la culpa al tópico de que en Inglaterra “se come mal”. En el supermercado hay de todo y en Londres hay restaurantes de todas las nacionalidades, amén de bastantes cocineros de renombre. Pero es inevitable echar la vista atrás y recordar las comidas de la mejor cocinera del mundo que es siempre nuestra madre. También es buen momento para hacer una crítica gastronómica que los acontecimientos me empujaron a dejar de lado en su momento. Me refiero a un restaurante que frecuenté en mis últimos meses en España por motivos de trabajo, y que responde al nombre de “Los Rosales”.
El local, en un ejemplo de atinada estrategia, se sitúa en el municipio de Angüés, a medio camino de la muy transitada carretera que une Huesca y Barbastro. A la gran cantidad de coches que circulan por dicho tramo, se le suman los excursionistas que acuden a hacer barrancos por el Río Vero. La reciente inauguración de la autovía que evita Angüés, abre una nueva etapa en el establecimiento. Eso que suena tan bien, supone que el número de comensales se va a ver, seguramente, sensiblemente disminuido. ¿Tiene armas en restaurante para aguantar el envite? Yo creo que sí.
Que nadie espere llegar aquí y que un botones le aparque el coche y otro le cuelgue el abrigo. El menú jamás tendrá nombres tan rimbombantes como “virutas de foie gascón con espuma de vieras sobre un lecho de huevas de salmón fumé en salsa de echalotes caramelizados”. No usaremos vajilla de Sèvres ni cubertería de plata. No servirá a la Familia Real, ni aparecerá nunca en guías gourmet.
Nos espera un menú del día compuesto por productos tan corrientes como verduras salteadas, pollo al horno o natillas, servido sobre mantel de papel y regado con vino cosechero. Lo que puede parecer un defecto, se convierte en su mayor virtud. Porque aquí no vienen a comer la nobleza escocesa o los jeques dubaitís. La clientela habitual está formada por familias que están de viaje y pasan por allí, obreros que están haciendo de las suyas por la zona o agricultores de los pueblos cercanos. Es decir, gente que quiere comer algo digno sin sufrir un desfalco en sus cuentas corrientes. Teniendo en cuenta que una gran parte de la clientela es asidua, es de esperar una variedad suficiente, y que las comidas entren más por la boca que por los ojos. Tras una semana en un sitio, los fuegos de artificio ya no impresionan. Y en este aspecto, Los Rosales cumple su cometido a la perfección. Comida variada, adaptable a una dieta equilibrada, a un precio razonable. Hace unos años me enseñaron que la calidad es la adecuación de los servicios ofertados respecto a las expectativas del cliente. En este caso, puedo afirmar que el restaurante Los Rosales, es un establecimiento de calidad.

10 comentarios:

Dina dijo...

¿Noto un poco de morriña?... aaaaaaaaay, nene... que t'as ido mu lejos, que allí hablan mu raro, que hay mucha gente mala.

Con la de veces que he pasado delante de ese restaurante y... jamás se me ha ocurrido parar, algún día lo haré a tu salud.

Cuidate.

Rufus dijo...

Bueno Dina, ten en cuenta que, de momento, estoy aquí en plan cutre. Espera que empiece a montarme en la libra y cambien las tornas...

Anónimo dijo...

Cuanto te costaba ese menú q tan bien defiendes?

Gus dijo...

es un gran lugar, una vez que estuve el vino estaba muy rico, las jarras iban que volaban por las mesas.
cumple una gran labor para la restauración en el Somontano.
a ver qué tal se adaptan con la apertura de la autovía.

Rufus dijo...

El menu costaba la redonda cantidad de 10 euros. Precio correcto para lo que es la comida.
Yo creo que podran resistir.Han conseguido una clientela fiel en la zona. Por ejemplo, todos los dias, sin fallar uno, veia a 4 hombres de mediana edad que acudian a comer alli.

iulius caesar dijo...

Se comenta que en breve te dejarás caer por España. ¿cuáles son los motivos de tu visita? Algún partido de basket en el pabellón de los Olivios? vienes a coger almendras, setas? A ver si nos conocemos...y comentamos los últimos acontencimientos.

Tyrannosaurus dijo...

Ay Rufus, que yo tambien te veo en plan nostalgico. Lamento que tu bautismo laboral no fuera mas afortunado, así como no haber seguido con mas asiduidad tu blog, aunque fue por una buena causa. He estado de vacaciones en un lugar sin acceso a internet.
Esta claro que los kitchen porter sirven como solucion de emergencia pero no es una alternativa viable a medio-largo plazo.
Creo que dandole un empujon a tu nivel de inglés tus posibilidades de un trabajo que cubique se multiplicarían. No hace falta ser Shakespeare, sino con entrar a una agencia y que tu ingles no sea demasiado "macarronico", bastaría ;).
Ah, y por cierto espero ansioso tu cronica sobre el pototeo por esos lares, ya que estoy a la espera de planificar una escapadita y aun no tengo decidido el destino.

Take care of yourself!

Anónimo dijo...

Se rumorea que Iulius Caesar va a alumbrar un pequeño Cesarion...

Anónimo dijo...

Has pensado en buscar frutos de los arboles, productos del campo, de jardineria etc para alimentarte?

Un buena planta de alfalfa cocida y dejada a secar, puede pasar por tu exquisito paladar cual rucula. Pruebala y nos cuentas

Rufus dijo...

Iulius, tengo pensado aparecer por Huesca para correr la media maraton. Si hay partido en Los Olivos, mejor que mejor. Y enorabuena por tu futura contribucion a repuntar la natalidad española.
Tyranno, estamos de acuerdo. Kitchen porter es un pozo del que hay que salir cuanto antes. Del pototeo, ya sabes como se las gastan las anglosajonas. Asi que tu mismo.
Habiendo producto Tesco Value, no hace falta recurrir a soluciones tan drasticas. Aparte que por aqui no he visto ningun alfalfar.