miércoles, 18 de julio de 2012

Swansea

Este sábado me dijeron que empezaría a trabajar el miércoles. Se acabó la incertidumbre y me encontré con unos cuantos días que tenía que aprovechar para hacer un viajecito. Luego uno entra en la rueda del trabajo y no sabe cuándo podrá encontrar un hueco. El sábado por la tarde estuve mirando cosas y decidí que ya iba siendo hora de visitar Gales. La idea era hacer un viaje de dos días y dormir una noche fuera. El domingo por la mañana cerré todos los detalles. La destino elegido era la ciudad costera de Swansea. Reservé habitación en un hotel a través de una página web y me saqué el billete de tren. Al no cogerlo con mucha antelación no salía precisamente barato. En autobús me hubiera ahorrado algunas libras, pero tenía que ir a Londres a cogerlo, y le costaba unas 5 horas. No me molesté en mirar el parte meteorológico hasta después de haber reservado todo. Como me temía, iba a hacer mal tiempo. Pero si espero a que vaya a hacer dos días soleados seguidos por aquí, igual no me voy de vacaciones nunca. Como era de esperar, el lunes por la mañana apareció nublado. En el tren ya empezó a llover con contundencia, y el sol, ni estaba ni se le esperaba. Un poco antes del mediodía llegué a Swansea, donde llovía a conciencia. Mientras buscaba el hotel, me preguntaba qué clase de vacaciones eran esas, calado hasta los huesos, y en una ciudad que(el tiempo ayudaba bastante) aparentaba ser bastante gris. Para acabarla de fastidiar, en el hotel, mi nombre no aparecía en las reservas y estaba completo.
El dueño me ofreció una habitación en el hotel de al lado, que no solo me salía un poco más barata, sino que además tenía baño propio. Evidentemente acepté. Aunque me pregunté qué hubiera pasado si hubieran estado todos los hoteles completos. Ambos hoteles estaban en segunda linea de playa (la primera la ocupaba una carretera). Me dije."A ver si tengo suerte y me toca una habitación con vistas al mar". Lo que me encontré fue un minúsculo patio al que apenas hubiera llegado la luz del sol si hubiera tenido a bien aparecer.No tuve tiempo de lamentarme. Había que empezar a ver cosas lo antes posible. Había planeado una excursión a Rhosilli, localidad costera en el extremo de la península de Gower. Tras aprovisionarme de folletos y horarios en la oficina de turismo, compré un billete-día, que por 4 libras y media permitía hacer viajes ilimitados por el area durante ese día. Para mí estos billetes son como el buffet-libre. No basta con amortizarlos, hay que exprimirlos. El trayecto hasta Rhossili duraba una hora. Los primeros 20 minutos por los suburbios de Swansea eran bastante monótonos, pero cuando se internó en el campo, cambió la cosa. Pude apreciar el encanto rural que echo de menos en mi habitual entorno periurbano. Y al llegar a Rhossili me esperaban unos paisajes únicos.
Grandes playas de arena, agrestes acantilados y verdes colinas. Por unos momentos me vi transportado a mi amada Isla de Skye. Me di un paseo por la zona y una vez vistos los rincones más sugestivos planeé mi próximo movimiento. Que no era otro que ir en autobús a un lugar llamado Port Eynon, donde podría estar una hora antes de coger el autobús de vuelta a Swansea. El pueblecillo no tenía gran cosa, aparte de una playa bastante decente (aunque con bastantes piedras) y grandes zonas de acampada y caravanas. De vuelta a Swansea, aún quedaba luz para ver más cosas. Así que tomé otro bus urbano que me dejó al final de la bahía de Swansea. Desde allí hice una buena pateada hasta llegar a una bonita playa. Quise apurar un poco más hasta la siguiente, pero sólo conseguí llegar a un campo de golf donde ya no vi salida hacia el mar. Ya era tarde así que decidí volver recorriendo toda la bahía. Es un paseo muy agradable, con un carril bici paralelo al mar. Era tarde y la pateada había sido de enjundia, así que me retiré a descansar, previa cena estilo hippy en la playa de delante del hotel.
Al día siguiente tenía que coger el tren de vuelta a las 13.30. Quería hacer otra excursión para aprovechar la mañana. Tras un contundente desayuno en el hotel, acudí a la oficina de turismo en busca de inspiración. Las dos primeras recomendaciones de la amable empleada me remitían a los lugares que había visitado el día anterior. La tercera opción se trataba de un bosque con unas cataratas. Tenía exactamente una hora para verlo y volver. Eso suponiendo que el autobús hubiera aparecido. Como no lo hizo, tuve que improvisar. Ya no me daba tiempo a ir a ningún sitio fuera de Swansea y volver. Así que decidí visitar el estadio de fútbol y rugby. En mala hora, ya que estaba situado en una zona a las afueras muy poco atractiva y bastante lejana. Además el estadio estaba totalmente remodelado (aparte de cerrado al público) y no tenía ningún encanto para mí. Vuelta al centro con el tiempo justo para echar un bocado y coger el tren. Si el día anterior el "timing" había sido casi perfecto, el lunes dejó bastante que desear. Aunque el balance general es positivo, ya que pude ver muchas cosas en bastante poco tiempo. Tenía curiosidad por ver si existían muchas diferencias entre Gales e Inglaterra. Aparte de los letreros bilingües, y los paisajes un tanto más agrestes, no percibí ninguna diferencia significativa. Habrá que volver por aquí para investigarlo más a fondo.Pero la próxima vez a ver si es posible hacerlo en compañía. Viajar sólo tiene sus ventajas. La libertad es total. Pero echo de menos poder compartir mis descubrimientos e impresiones con alguien. ¿Os animáis para el próximo viaje?

4 comentarios:

Gus dijo...

Tiene muy buena pinta la zona, aunque se ve un ambiente muy distinto al que se puede encontrar en Salou, por ejemplo.
¿Viste a Simon, el de inbetweeners? En un capítulo dijo que su familia se trasladaba a vivir allí.

Rufus dijo...

Pues sí,nada parecido a Salou, empezando por el clima.
Supongo que eso de que se iban a Swansea era sólo parte del guión. En todo caso, si anda por allí,no lo vi.

Tyrannosaurus dijo...

Ya me hubiera gustado ir, pero la situación economica por aqui, me ha obligado, parafraseando una entrada de tu blog tiempo ha, a adoptar una politica que podría resumirse en 3 palabras: "ni un clavel". Pedir tiempo soleado por las islas es demasiado, aunque creo que poder disfrutar sus verdes colinas y agrestes acantilados bien se merece a cambio soportar la inconveniencia de la lluvia.

Rufus dijo...

Pero si ya sabes que sale más caro quedarse en casa que viajar conmigo.
La verdad es que si no lloviera tanto, el paisaje sería otro. Así que tampoco es cuestión de quejarse.