domingo, 15 de julio de 2012

The Windsor Great Park Dash 10k

El viernes pasado por la tarde me enteré leyendo un periódico de que ese día  y el sábado se celebraba un mitin atlético de gran prestigio en Londres. Habiendo perdido la jornada del viernes, intenté hacerme con entradas para la del sábado, pero estaban agotadas.Semejante despiste sólo se podía corregir apuntándome a una carrera para levantar mi moral atlética. Tuve suerte porque el sábado por la mañana se disputaba una en un parque cerca de Windsor. Ya estaba cerrada la inscripción "on-line", pero guardaban algunas plazas para inscribirse en el día.
El sábado amaneció soleado. Como ya estoy curado de espanto, me llevé una gabardina por si acaso, la cual no tardé mucho en ponerme mientras andaba camino de Windsor. Lo que empezó como un ligero chispeo se tornó enseguida en una torrencial lluvia. La gabardina no estaba preparada para precipitaciones de tal calibre, por lo que a los 10 minutos ya estaba empapado. La cosa se complicó cuando atravesé el parque y mis pies se calaron completamente. Cada litro de agua que caía sobre mi cuerpo me iba quitando ganas de correr. Pero ya que había llegado hasta allí, no iba a dar marcha atrás. Eso a pesar de las 20 libras que me cobraron. En ese momento me pregunté si tengo algo de masoquista o más bien mucho.
 No me molesté en calentar, ya que preferí estar a resguardo (bajo un árbol) antes de empezar para evitar mojarme aún más. Como Dios aprieta pero no ahoga, 5 minutos antes de empezar, cesó la lluvia, aunque ya se había ocupado de dejar el terreno poco menos que impracticable. Lo que podía haber sido un bucólico trote por un idílico parque se convirtió en un auténtico cross de esos que hacen que los atletas acaben llenos de barro.. Por unos momentos me pude sentir como un Martín Fiz premaratoniano o un Bezabhe cualquiera.
Nada más empezar ya me di cuenta que mis referencias de otras carreras iban a valer de poco.No en vano, hice el primer kilómetro en 5'10''. Aparte de las numerosas cuestas, el terreno embarrado suponía un auténtico freno, a lo que había que sumar que a ratos iba más pendiente de evitar los charcos que de otra cosa. Por lo menos quería bajar de los 5 minutos el kilómetro, así que elevé un poco el ritmo. Empecé poco a poco a adelantar corredores, pero las sensaciones no eran muy buenas. Daba la impresión de que el terreno me iba quitando energía a cada zancada. Por suerte, el recorrido dentro del parque era muy variado y agradable. A unos 2 kilómetros y medio del final, tras coronar una colina, apareció el castillo de Windsor en lontananza. Esa visión me dio ánimos para lanzarme a tumba abierta en una bajada de enjundia. Casi al final de la cuesta abajo, una curva embarrada me hizo resbalar y no me fui al suelo de milagro. Un tramo de asfalto (el único en todo el recorrido), me permitió librarme de sobresaltos por un tiempo hasta que entramos en el último kilómetro. Allí nos esperaba un recién creado canal de unos 4 metros de ancho que acabó con mis esperanzas de llegar con los pies medianamente secos. En la recta de meta intenté esprintar pero el barro y los charcos no facilitaban la tarea. Mi tiempo fue de 47' 55''. En condiciones normales, una marca muy discreta, pero las condiciones del sábado no fueron ni mucho menos normales. Como no podía ser de otra forma, nada más llegar, unos simpáticos voluntarios nos colgaron al cuello la inevitable medalla. Aunque no sea partidario de ellas, reconozco que la de esta carrera tiene un diseño muy logrado. La bolsa del corredor tampoco estaba mal: una taza, una bebida isotónica, un botellín de agua, dos barras energéticas, un gel de carbohidratos y hasta una linterna, amén de panfletos y golosinas. Tras cambiarme de ropa, estuve un rato en la meta viendo llegar a los sufridos corredores, que eran animados por un simpático locutor, al que ya fuera una tinajera o una señora de sesenta y tantos la que llegaba, se refería a ellas como una "young lady"(joven señorita).
Quería quedarme a la entrega de trofeos (no es que esperara llevarme uno; me gusta el ambiente), pero los últimos se lo tomaron con calma, me esperaba una buena pateada a la vuelta y podía volver a llover en cualquier momento. Una experiencia interesante la de correr un cross embarrado. Pero si la siguiente prueba se corre sobre un terreno totalmente seco, no seré yo quien proteste.

2 comentarios:

Gus dijo...

Sin duda deberías haber calzado unas zapatillas de trail, te servirán en otras muchas carreras de por allí.

¿La foto te la proporcionó la organización o te la hizo alguien del público?

Rufus dijo...

Efectivamente, una "Trabuco" me hubieran dado la vida.
La foto la hizo un fotógrafo de la organización.