martes, 13 de enero de 2009

Viaje a Dublín


Todos tenemos "vendas en los ojos", países o lugares de los que parece que sólo vemos su lado bueno, y siempre intentamos volver a ellos. A mí me pasa con Irlanda. Y cuando salió la ocasión de volar a Dublín por 20 € ida y vuelta no me lo tuve que pensar mucho.Tampoco lo hizo mi compañero de viaje, el mismo con el que fui a Berlín, que ya conocía los encantos de la verde Erín, pues estuvo viviendo un año en la capital.
A la espera de que el aeropuerto "Huesca-Pirineos" prospere, tuvimos que salir de Barajas. Afortunadamente los pilotos de Ryanair son más serios que los de Iberia y no tuvimos problemas con la huelga.
Nada más llegar a Dublín tuvimos la ocasión de comprobar de primera mano la proverbial amabilidad irlandesa. No encontrábamos el hotel y le preguntamos a un ciclista. No lo tenía muy claro, pero nos dijo que esperáramos, que iba a echar un vistazo. Volvió a los cinco minutos sin haberlo encontrado. Le dimos más datos y acabó cayendo. Pero no se limitó a indicarnos, sino que vino andando un rato con nosotros dándonos palique hasta que tuvimos el hotel a la vista. Y todo a las 12 de la noche y a 2ºC. Y el hotel fue todo un acierto. Se trataba de un tres estrellas muy moderno, totalmente céntrico y tirado de precio. El detalle que más me llamó la atención es que al tirar de la cadena no hacía ruido después para cargar agua.Gran avance que espero llegue pronto a nuestros ruidosos lares.
La primera noche (llegamos un jueves) me fui a dar una vuelta de reconocimiento en plan "me llamaban Trinidad", ya que mi colega Antonio estaba cansado. No se veía apenas ambientillo. Me habían avisado de que Dublín estaba flojete estas Navidades y temí por nuestro pototeo de fin de semana.
El viernes fuimos a ver una antigua cárcel donde fueron ejecutados algunos héroes de la revolución del 16. El sitio era bastante tétrico.Hicimos visita guiada de la que puede enterarme de algo gracias a la traducción simultánea de "Mr Terra"(eso es lo que entendió una empleada de turismo al escuchar el apellido de mi colega Maisterra). Para rebajar un poco la tensión que genera un inmueble penitenciario nuestro siguiente paso fue la visita al museo de la cerveza Guiness. La verdad es que le sacan bastante partido a una simple cerveza. Aparte de una explicación sobre cómo se fabrican, destacan cientos de objetos, anuncios, carteles y mascotas sobre tan popular bebida. Aunque lo más esperado es la degustación de una pinta en la última planta, que cuenta con excelentes vistas sobre la ciudad. Tras estas dos visitas culturales, tocaba un poco de pototeo. A diferencia de lo que sucede en España, aquí la marcha empieza pronto y acaba antes. Cosa muy lógica y deseable, pero "Spain is different", casi siempre para peor. Tras hacer algunas inspecciones o "in&outs" nos aposentamos en un disco-pub de la zona de Temple Bar llamado "Turky's head". Alguna vez he oido eso de "fuera de España no saben bailar".Quien haya dicho eso debería pasarse por cualquier discoteca de Dublín y luego entrar en cualquier bareto de marcha de Huesca. Yo todavía iba con el chip oscense, por lo que no llegué a entrar en la dinámica del bar. Otro punto favorable es la prohibición de fumar en los bares,lo cual tiene dos ventajas: a)Ambiente más limpio y ausencia de olor a humo en la ropa
b) los fumadores tienen que salir afuera, formándose corrillos que facilitan la conversación.
En una de mis salidas escuché a una decir que era ecuatoguineana.Estuve a punto de preguntarle si era fang o bubi (las dos tribus mayoritarias). Una vez lo hice con un albañil cerca de Bonansa y se quedó de piedra.Supongo que en Dublín hubiera sido aún más sorprendente.
Viendo que estábamos muy parados decidimos volver pronto al hotel. Por el camino pude comprobar que si una chica te pregunta "looking for business?", se trata efectivamente de negocios, pero de los carnales. Como nuestro viaje era sólo por ocio, obviamos la propuesta.
El sábado hicimos una excursión organizada a las montañas Wicklow, al sur de Dublín. En materia turística, los Irish venden mucho humo, ya que son más bien colinas. Y otra de las paradas del viaje fue para escuchar el sonido de dos ríos que se juntaban. Aparte de esos bluffs, el paisaje irlandés es muy hermoso. Todo verde, con suaves colinas y grupos de ovejas pastando,muy bucólico. Hicimos una visita a unas ruinas celtas y unos lagos bastante interesantes. Había también una ruta senderística que daba la vuelta a la colina. Debían ser unos 5 km. Yo, por supuesto la hice, pero el tiempo que tenía no era mucho, y tampoco sabía exactamente lo que me iba a costar, así que la hice casi toda corriendo, e incluso cogiendo atajos.Menos mal porque sólo me sobraron 5 minutos, y me hubiera quedado bastante colgado.
La siguiente parada fue el pueblo de Avoca, donde vivió Tomás Moro y vendida como "el lugar donde se rodó la serie Ballykissangel" que os sonará tanto como a mí. Además nos enseñaron unos telares donde se hacen prendas al parecer bastante güenas. Claro, después de enseñarnos el telar, nos llevaron a la tienda de prendas que "casualmente" contaba con un pequeño restaurante y además era la hora de comer. Ante ese intento de borreguizarnos (nunca mejor dicho tratándose de prendas de lana) fui al pueblo e hice un frugal almuerzo de una pinta de leche fresca(deliciosa) y una bolsa de patatas marca "Bisonte". Después de esta visita-trampa, el bus nos condujo a Dublín por autovía como diciendo, ya os he sacado la pasta y ahora a casita por la ruta más fea. Tras un poco de reposo en el hotel, afrontamos nuestra segunda noche de pototeo. Al ser sábado, la cosa estaba un poco más animada. Hicimos una ruta de reconocimiento, pero al final acabamos en el mismo bar del viernes, el Turky's Head. La primera impresión fue de estar inmersos en una autética maromada. Pero aquí las cosas cambian rápidamente y en unos minutos se equilibró el asunto. Un poco metido en ambiente pude probar el genuino "frotamiento" o "baile nasty", que es una especie de regaetton con aire anglosajón. Allá donde fueres haz lo que vieres. También estuve más activo en mis "salidas a fumar" y acabé la noche bailando con una alemana muy simpática casi tan alta como yo. Y son estas cosas las que le alegran a uno la noche. Aunque no hubo pototeo, no me encontré con las cara estaca que abundan por estos lares en sus grupos cerrados. El tópico de lo abiertos que somos los españoles, como tantos otros, se echa por tierra.
El domingo por la mañana, aprovechando que me levanté relativamente pronto (ventajas del horario irlandés de pototeo) quise matar dos pájaros de un tiro: visitar hitos de Dublín y correr. Y eso hice. Con una imagen poco convencional (camiseta fosforito, pantalones cortos, cinta en el pelo y un plano en la mano) pasé junto al Kroke Park (estadio de rugby y deportes gaélicos) y fui hasta el puerto. Enorme la sensación que me invadió al correr junto al mar. LLegué hasta un espigón del puerto y volví para el hotel. Esto que dicho así no parece gran cosa, me llevó unas dos horas y cuarto, aunque hubo alguna parada y ratos de caminar. Las distancias en Dublín son enormes, aunque el centro es bastante compacto.
Por la tarde quedamos con un español que lleva 6 años en Irlanda. Nos llevó a dos pubs muy bonitos y con ausencia de turistas (excepto nosotros). Nos contó muchas cosas interesantes sobre cómo es la vida allí, y la vergüenza ajena que ha sentido por muchos compatriotas que fueron a "hacer las irlandas".Decía que los irlandeses son muy honestos y confiados. Y que muchos españoles que han ido allí se han aprovechado para hacer hurtos, cobrar el paro y trabajar a la vez, etc. Y que por ello ahora ponen seguratas y arcos en las tiendas, y son más estrictos en las ayudas sociales. Esa es otra de las cosas que no me gusta de los españoles. Nos creemos los reyes del mambo, los más guays de los guays y encima pensamos que somos superiores a los que hacen las cosas honradamente.
Cenamos en un restaurante de comida americana donde me soplaron 13 euros por una hamburguesa con patatas. Estaba buena, y era auténtico "Irish beef", pero se pasaron un poco bastante. En general Dublín es una ciudad cara. Pero si sabes buscar hay muchos chollos. Ese mismo día me había zampado un kebab con patatas y bebida por 6 €, que está bastante bien.
El lunes era nuestro último día. Aprovechamos la buena mañana que hacía para pasearnos por el Phoenix Park, del que dicen que es el mayor parque urbano de Europa. Y como todo lo bueno se acaba (y lo malo también) nos dirigimos al aeropuerto para dar por finiquitado nuestro viaje. Al llegar a Barajas vimos unos cuantos periodistas informando de las consecuencias de la huelga de pilotos, y del caos provocado por las nevadas. Sí, definitivamente habíamos vuelto a España. Y por si no me lo acababa de creer, en la estación de autobuses de Zaragoza una españolita no me devolvió el saludo al entrar en el ascensor.¡Viva España y olé!

6 comentarios:

Fuen Murcianica dijo...

Por fin! estaba esperando desde el martes a leer el resumen del viaje.Como siempre, muy buena la crónica.

Desde luego, no viaja quien no quiere..cuando veo lo facil que se me escapan 20 euros y que me podian haber servido para ver Dublin,me pongo depre.Creo que te voy a nombrar delegado de Fuentours para viajes internacionales,que se te da mejor que a mi, y yo me encargo de los nacionales.
España siempre deja mucho que desear en cuanto a modales, pero me ha sorprendido cuando mencionas lo del amable ciclista a las
2am.Varios compañeros que han vivido un año alli me habían contado que por la noche hay que llevar cuidado y que no es seguro.
Como bien me has dicho en tu comentario anterior, tendré que ir para comprobarlo.Tantos sitios me quedan!
Hoy estoy un poco plof, perdonenmé los lectores.

Un abrazo

Anónimo dijo...

It was very good, bueno ya tenemos esa cronica tan esperada. Ahora ya solo queda ver la pelicula "En el nombre del padre". Me alegro que el hotel fuera de tu agrado, así que nada ya te veo dentro de poco por alla currando, la verdad que coincido contigo que es mas sano los horarios para salir por alla, que el domingo aun se puede aprovechar, en España que vamos de empalmada y luego claro el domingo perdido y del pototeo no comment el ambiente de Dublin con el de Caesar Augusta o Wesconsin. También la prohibición de fumar en los pubs me parece un gran avance (sobre todo para los que no somos fumadores), cuantas veces he tenido que dejar los domingos mi jersey en la galeria para que se oxigene despues de una noche de marcha. En breves te digo algo de la agencia.

Mr Terra.

joaquin.chc@gmail.com dijo...

Gran crónica viajera, amena y soltando verdades como puños sobre la realidad sociológica hispana en comparación con la que se vive en otros países. No sabía de la existencia de tu blog, está muy bien. Saludos. J.

Gus dijo...

si a la que te preguntaba lo de "looking for business?" le hubieses contestado "cunt", seguramente te habría dejado marchar libremente.
no probasteis el bar Zanzibar?
hubo algún otro en Wicklow que evitase la comida borreguil y se fuera contigo?
qué gran pinta tiene el viaje, sí señor.

nos vemos en el spire

Rufus dijo...

Al revés, dado que "cunt" significa literalmente "coño", lo hubiera asociado a una práctica sexual. De todas formas le dijimos "no, thank you" y nos dejó ir libremente.
Al Zanzibar fuimos. Pero aparte de que el gorila de la puerta no tenía muy buenas maneras, nos cobraban 15 euros.
Sí, hubo un grupillo que se fue a comer a un fish&chips del pueblo en vez de someterse al borreguismo.
Claro que el viaje tiene buena pinta, sobre todo las de Guiness y Bulmers.

Anónimo dijo...

Yo debo ser muy conformista, porque estoy muy contenta de donde vivo, aunque a veces si tocan un poco las narices los "nuevos españoles del todoterreno y la agencia inmobiliaria" que no se parecen mucho a los de la España de Alfredo Landa.
Aunque debería ir a Irlanda para opinar coherentemente, los irlandeses me dan la sensación de ser buena gente, pero un poco borrachines en informales.
Pero como ya digo, es un estereotipo que yo me he creado y que me gustaría desmentir in-situ.