sábado, 4 de octubre de 2008

Luna de Avellaneda


Con esta entrada inauguro la sección de crítica de cine en el blog. Dejando claras dos cosas:no voy a entrar en tecnicismos tipo (buenos encuadres, sobreactuación, andamiaje interpretativo,etc), ni voy a destripar el argumento como hacen muchas sinopsis que,tras leerlas, ya no te hace falta ver la película,porque ya sabes lo que va a pasar.
Soy poco partidario de bajar películas de internet. Me gusta tenerlas originales por tres motivos:
a) Me resulta más bonito un estuche con la carátula de la película que no una bobina de DVD's con títulos pintarrajeados.
b) Me gusta ver las películas en versión original.Hay gente que dice que es una lata leer los subtítulos (a mucha gente le parece una lata leer a secas) pero yo ya me he acostumbrado.Y aunque los doblajes suelan ser bastante buenos,no hay color.Si no,haced la prueba,ved una peli en V.O. y luego poner un trozo doblado.
c) Unos los llamarían honradez, los más candidez o estupidez.Pero yo entiendo que un sistema comercial en el que no pagas de alguna forma nada por obtener algo, es insostenible.
Tras esta presentación, pasaré a hablar de la película "Luna de Avellaneda", empezando por cómo la conseguí:
Los viernes, el periódico Público obsequia a sus lectores con una película.Por un euro te llevas una película que suele estar bastante bien y el periódico.Es un auténtico chollo. Y si el periódico fuera bueno, estaríamos hablando no de chollo, sino de milagro.
Al grano: La película es argentina y dura casi 2 horas y media. Yo creía que la tendría que ver a plazos, pero nada más lejos de la realidad. Me la tragué entera, seguida y además se me hizo corta.
Trata sobre la situación de un club social de Buenos Aires.En los años 50 estaba en su apogeo (muy bien reflejado en los minutos iniciales), pero en la actualidad está de capa caída y tiene problemas para mantenerse. Este club hace de "hilo conductor"(no hay crítica de cine que se precie que no tenga esta expresión) para contarnos cómo es la vida de sus miembros, y las distintas posiciones que toman ante la crisis del club, que es un reflejo de la crisis que vive el país.
Estamos ante una película costumbrista, un reflejo de la vida de gente corriente en el Buenos Aires de nuestros días. También enfrenta dos formas de ver la vida:la pragmática y materialista de los que quieren vender el club y poner un casino (por cierto, el actor que defiende esta postura es un doble clarísimo de Javier Ares) y la emotiva y sentimental de aquellos que quieren mantener el club a toda costa, porque forma parte de su vida actual y pasada.
La película consigue mantenerse con gran acierto entre el drama y la comedia, logrando sacarnos una sonrisa en situaciones muy tristes. No se da la espalda a la crisis, se deja ver en toda su crudeza, pero eso no impide sacarle provecho para verle un lado cómico.
Los actores hacen muy bien su papel.Quizá ayude que no los conozca (excepto al mítico José Luis López Vázquez) y por ello los vea muy apropiados para representar a gente corriente y humilde.
Y en definitiva, de eso trata la película. De las historias de gentes convencionales para lograr contar una gran historia sin necesidad de grandes efectos o argumentos rebuscados. Es, finalmente, el discreto encanto de la cotidianedad.

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