sábado, 18 de octubre de 2008

Si habla mal de España,es español:Dragó en estado Puro



"Oyendo hablar a un hombre, fácil es
acertar dónde vio la luz del sol;
si os alaba Inglaterra, será inglés,
si os habla mal de Prusia, es un francés,
y si habla mal de España, es español".
Estos versos de Joaquín Bartrina son el prólogo al último libro de Fernando Sánchez Dragó.Y básicamente esto es lo que hace el controvertido escritor durante casi toda la obra.Hablar mal de España. Pero a su manera, es decir, de forma exagerada, barroca y sobre todo, políticamente incorrecta.
La obra se divide en tres capítulos. En el primero "de la España mágica a la España hortera" hace un análisis de la evolución, o más bien involución de nuestro país. En el segundo:"A contraespaña" se desmelena y hurga sin piedad en nuestras miserias, y en el tercero "Arriba España" intenta congraciarse de algún modo con la patria buscando los aspectos positivos que aún guarda. En realidad esta división no es muy marcada.En los tres capítulos reparte estopa a diestro y siniestro (más a siniestro que a diestro) y no deja títere con cabeza.De hecho el tercer capítulo es un quiero y no puedo en la búsqueda de una visión favorable a España, siendo el único referente positivo la tauromaquia.
El libro alterna párrafos muy amenos y acertados con otros más farragosos, en los que Dragó se gusta y hace alarde de una erudicción en muchos casos gratuita, pero que es marca de la casa.
Escandalizaría a muchos bienpensantes, si lo leyeran,claro. Sin pelos en la pluma, Dragó parece estar de vuelta de todo y no le importa que le tachen de cualquier cosa.Dice lo que muchos de nosotros no nos atreveríamos ni a pensar.Y ese es para mí el mayor acierto del libro.En la tiranía de lo políticamente correcto, es refrescante enfrentarse a ideas que, puedes o no compartir, pero son absolutamente genuinas.
Básicamente, el autor se refiere a España como el país de la chapuza, la improvisación, la ignorancia y los malos modales. Y no le falta razón al soriano de adopción.Algún día escribiré un artículo sobre esto,pero España me parece un país básicamente cutre. Y los más cutres y genuinamente españoles son aquellos que se empeñan en negarla, para encerrarse en un universo aún más pequeño,cerrado y provinciano.



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