XVII Memorial Chistavín:La verdadera carrera fue la longanizada

Pocos planes se presentan más atractivos para mi un domingo por la mañana que correr en alguna prueba atlética. Por lo menos bastante mejor que dormir la moña de la noche anterior y levantarse resacoso a las mil.En este caso se trata del mítico Memorial Chistavín.9 durísimos kilómetros en Berbegal, villa cuyo principal reclamo turístico es el paso del meridiano de Greenwich por su término municipal. No creo que tenga mucho mérito, pero por lo menos es original.El trazado es un continuo sube y baja, con algunas rampas de enjundia. Conseguir hacer un recorrido de 9 km en un pueblo tan pequeño tiene su mérito, y se hace a costa de recorrer todas las calles del pueblo en varios sentidos. Para mí es intentar rizar el rizo. Sabiendo la dureza de la prueba salí tranquilo, subí las cuestas con prudencia y sólo forcé un poco en las calles del pueblo y en la bajada. Buenas sensaciones y 2 minutos menos que el año pasado,lo cual siempre da moral:43' 32 ''
Destacar la presencia de Gus,Loren,Ruth y la cuasi-debutante Bea, con los ánimos de Marta,Celades y Clara Real.Otra cosa es ir a estos eventos acompañado y si es bien acompañado,mucho mejor.
Como colofón a la jornada, se preparó una longanizada popular que sacó a relucir escenas más propias de la España de postguerra o de países menos acomodados que el nuestro. Cada vez que venían las bandejas sufrían un vergonzoso asalto en su camino a la mesa, y lo poco que quedaba en ellas era objeto de un buitrerío exagerado. Es curioso cómo, la gente al recibir algo que no le supone un coste monetario, es capaz de pagar un precio mucho más alto en otros términos. A pesar de todo pude degustar algunos pedazos de longaniza que, por cierto, estaba estupenda.