jueves, 21 de mayo de 2009

Lo consiguieron

En mi última entrada reflejaba cierto descontento con mis jefas y dueñas del piso donde moraba. La idea de marcharme rondó por mi cabeza. Pero decidí esperar unos días a ver cómo evolucionaba el tema. No tuve que esperar mucho para comprobar cómo evolucionaba el asunto. Nada más entrar el lunes mi jefa me preguntó si yo creía que ella era idiota. Idiota no, pero otros epítetos poco halagadores sí se me ocurrieron. Me volvió a acusar, cargada de odio, de haber tocado de nuevo los radiadores del piso. También me dijo que a la próxima me echaba. En ese momento tuve claro que no podía continuar ni en ese piso ni en ese trabajo. Iban a por mí. Apenas me quedaban ganas de defenderme. Porque este personaje tiene el secreto para tener siempre razón. Si te acusa de algo y lo niegas, la estás tratando de mentirosa. Tenía claro que en cuanto plegara ese día le diría que “c’est fini”. Pero los acontecimientos se precipitaron. Al cerrar el lavavajillas se estropeó una pieza y dejó de funcionar. Me acusaron de haberlo roto, que era nuevo, que era un arreglo muy caro, y lo peor, que me lo había cargado queriendo. Me he enfrentado a todo tipo de jefes y de trabajos. Pero lo de esa mañana supera con creces todo lo vivido. Cada minuto en esa cocina me restaba días de vida. Así que le dije a la jefa que me iba. Le ofrecí quedarme unos días hasta que encontraran a otro infeliz. Pero me dijo que me fuera ya, y que tenía una hora para desalojar el piso. No me dejó ni despedirme de mi compañera finlandesa, a la que dejé sola ante las fieras.
Empaqueté mis cosas, y en un abrir y cerrar de ojos pasé a estar sin trabajo y sin casa en una isla escocesa. No suena muy tranquilizador. No tenía ni idea de qué hacer en ese momento. Así que llamé a mis amigos húngaros buscando apoyo y consejo. Vinieron prestos y recorrimos Portree en busca de trabajo. El hecho de ser un “homeless” no ayudaba mucho. En algunos sitios nos dijeron que en 2 ó 3 semanas podía salir algo. Dejé mi teléfono en un par de sitios y me preocupé de dónde iba a pasar esa noche. Afortunadamente aún no es temporada alta, y no hubo problema para conseguir habitación en un hostel, compartida con dos andarines alemanes. Procuré seguir de alguna forma con mi vida cotidiana y acudí al curso de inglés donde les comenté mi problema. Una chica me dijo que en el hotel donde trabaja, en Broadford (a unos 40 km de Portree) necesitaban una persona para el mismo puesto que ocupaba yo. Prometió que hablaría con el mánager del hotel. Aparte de eso, la profesora y los compañeros me dieron todo su apoyo. Incluso una de ellas me preguntó si necesitaba dinero me podía prestar sin problema. A la salida del curso me encontré con una pareja de españoles (Elena y Gonzalo) de los que había oído hablar, pero no había conocido. Hablamos un rato y me invitaron a cenar, cosa que siempre se agradece, y más en esas circunstancias. Llevan unos 3 años aquí y según me dijeron son los únicos españoles que viven habitualmente en la isla de Skye. Tras una cena que me supo a gloria (aceite de oliva incluido) vimos “Gran Torino” en su ordenador. Magnífica película en aún mejor compañía. Ya era la una y tocaba despedirse, pero Gonzalo aún me acompañó al hostel. En la puerta seguimos hablando de lo divino y de lo humano durante más de dos horas. Empezaba a clarear (aquí ahora amanece muy temprano) y nos despedimos. No sabía qué iba a ser de mí al día siguiente. Pero tenía confianza en la vida y además sabía que contaba con el apoyo de mucha gente.

3 comentarios:

joaquin.chc@gmail.com dijo...

Muy bien Rufus. Te has quitado de encima a la impresentable de tu ex-jefa. Se merece una visita sin contemplaciones antes de que abandones la Isla.
Tú sobre todo no pierdas la confianza, además ya veo que hay gente maja que te puede echar allí una mano ahora y si tienes paciencia y no pierdes el ánimo, encontrarás algo mejor que lo que tenías al llegar.
Espero que no pierdas el contacto definitivamente con la finlandesa!
Ya nos irás contando las novedades, SUERTE!

Gabriel Puyo dijo...

No olvides jamás amigo Rufus, que la vida es infinitamente generosa para aquéllos que con honor y principios se comportan. Puedes ir con la cabeza alta, muy alta y seguir adelante... seguir aprendiendo porque este breve viaje que es la vida, nos pone pequeñas pruebas para darnos la oportunidad de superarnos. Y a cambio... a cambio... siempre te ofrece una ventanita... en la forma de un encuentro "ocasional", una inesperada "coincidencia"...
¡Ánimos viajero! ¡Muchos ánimos! Somos muchos los que estamos contigo. Siempre amigo, siempre...

Gus dijo...

pues te salió bien la pirueta de salir zumbando de ese nido de víboras. al final todo tiene remedio.

en cuanto al film Gran Torino, según mi opinión es una buena historia, emocionante, pero tampoco la veo muy "peliculable". en fin es mi opinión. eso sí la frase "no te has encontrado nunca a alguien a quien no debías haber vacilado? pues ese soy yo", me parece excelente.

ánimo