viernes, 25 de noviembre de 2011

Sí hay marcha en Nueva York.¡Pero a qué precio!



Hace unos años, en una página web de intercambio de idiomas conocí a una chica muy maja de Filadelfia. Como suele ser habitual cuando conoces a alguien de tan lejos, pensé que nunca la vería en persona. El año pasado fui a Kansas a ver un amigo y mi vuelo hacía escala en Filadelfia. Nada menos que 7 horas, que fueron aprovechados para visitar la capital de Pensilvania y, como no, conocer a mi amiga Colleen.(Para más información de esta visita ver anteriores entradas de mi blog)
Dado que Filadelfia no dista mucho de Nueva York, hemos repetido la jugada, pero esta vez en la Gran Manzana.Quedamos en una estación en Manhattan Sur. Como tenía tiempo de sobra, dejé a mi amigo durmiendo la pateada del día anterior, y bajé andando. Aproveché para hacer mi primera visita al mítico Central Park. Muy bonito, pero al ver la gente corriendo me entró el mono. Al final acabé corriendo, pero no en el parque, sino por las calles de Manhattan, ya que llegaba tarde a Penn Station, donde se produjo el reencuentro con mi amiga. Fuimos a dar un voltio por la zona hasta que se hizo la hora de comer. Yo tengo el estómago a prueba de bombas. No era el caso de Colleen, por lo que nos pusimos a andar hacia el norte en busca de algún carito que le cubicara. Volvimos a Harlem (de donde había salido esta mañana) y visitamos la prestigiosa Universidad Columbia y el Barnard College. Por fin vimos un restaurante que cumplía sus expectativas (no económicas como suele ser habitual sino dietéticas). Se trataba de una franquicia japonesa bastante popular por la zona. La comida fue más que correcta, destacando dos detalles para mí muy importantes: casi no me pude acabar el plato y sin pedirlos, nos sirvieron dos vasos de agua a coste cero. Tras la comida, otra vez hacia el sur. Habíamos quedado con mi amigo en el MOMA (Museo de Arte Moderno). Los viernes por la tarde es gratis, por lo que estaba realmente animado. A diferencia de la Tate Gallery de Londres, donde no vi el arte por ningún sitio, el MOMA vale la pena. Soy un poco clásico en este sentido, y no sé ver la belleza en la mayoría de las expresiones artísticas contemporáneas. En el MOMA el arte es moderno, pero no tanto como para dejar de ser arte. Destacan algunos cuadros de Picasso, como "Las Señoritas de Avignon" o "Los Tres Músicos". Tras ponernos al día en las últimas tendencias cubistas de los años 20, Colleen se tenía que volver a casa. Pero contábamos con un recambio: Theresa la psicóloga, que se había traido una amiga de refuerzo. Este refuerzo le duró poco. Una cerveza y se fue a cuidar a sus perros. Teresa nos llevó a un garito donde iban a celebrar un cumpleaños con unas amigas. No se veía mucho pototeo y teníamos "in mente" acudir a un discotecón de los buenos, mientras que Teresa se quedaba con sus amigas. En el garito del cumpleaños perdimos poco tiempo, pero el suficiente para que al llegar a la discoteca "Amnesia", hubieran pasado las 12. Si a Cenicienta eso le supuso que sus lujosos vestidos volvieran a ser humildes, en nuestro caso nos obligó a pagar 30 dólares por entrar. 10 minutos antes nos hubiera salido gratis. Y aún tuvimos que añadir 4 dólares más por dejar el abrigo en el guardarropa. Claro que intentamos colarnos con él, pero el segurata-armario no estaba muy por la labor.
Nos "vengamos" no pidiendo nada en la discoteca (seguro que el negocio lo ha acusado). Se empezaban a ver disfraces de Halloween, que ya se acercaba. Y también, como no, los clásicos frotamientos marca de la casa. Las pateadas que me había pegado me empezaron a pasar factura. Así que a eso de las 3 y media nos retiramos. Al día siguiente, los pronósticos auguraban nieve. Como el canal del tiempo fallaba más que una escopeta de feria y la noche no era tan fría no nos lo creimos y nos fuimos a dormir tan contentos.

4 comentarios:

Dina dijo...

Tengo una duda "existencial"... ¿seguro que sólo has estado 10 días allí?

Rufus dijo...

Sí.Pero hay que tener en cuenta que un día en Nueva York cunde como 3 en Huesca y 6 ó 7 en Slough.

J dijo...

Muy maja la Colleen, pregúntale si conoce los Sanfermines y dile que se venga con sus amigas a Pamplona el año que viene si les va el rollo Hemingway.
A mí me gusta más la Tate Modern que el MoMa, no ya por la obra expuesta, que me parece impresionante en los dos casos, sino por la propia atmósfera que se respira en cada edificio, con las magníficas vistas sobre el Támesis desde la cafetería de la Tate incluidas.
Para esta cuestión, en mi marcador simultáneo Dardo: Londres 1 - Nueva York 0.

Rufus dijo...

No me imagino a Colleen bebiendo calimocho ataviada con una pañoleta roja, pero habrá que preguntarle.
Ciertamente el emplazamiento de la Tate es destacable. Eso sí, lo de dentro, que es lo que importa,no me llamó mucho. Yo soy más de museos históricos.