domingo, 6 de noviembre de 2011

¡Vamos a la playa!



Lo que uno nunca espera hacer cuando visita Nueva York es ir a la playa. Pero viendo que teníamos una a tiro de metro y con el buen día que hacía, decidimos visitar Coney Island. Por lo menos esa era nuestra intención, y lo logramos, pero dando más vueltas que un pirulo.
Como llegar directamente era demasiado fácil, nos bajamos unas 15 paradas de metro antes de nuestro destino para visitar el Puente de Verrazano y sus inmediaciones. ¿Motivo? En esa zona vivía Tony Manero en "Fiebre del Sábado Noche"(una de mis películas favoritas), y el Puente de Verrazano es el primero que cruzan en la mítica Maratón de Nueva York. Esa parte de Brooklyn era una zona residencial sin más, y el Puente de Verrazano era espectacular, pero para subirnos a él había que dar una vuelta inmensa que no compensaba. Intentamos seguir la línea de la costa bajo en puente, pero se trataba de una zona militar que tuvimos que rodear. La monotonía de las zonas residenciales se veía animada de vez en cuando por algunas casas ricamente decoradas con motivo del Halloween, ya próximo. La cosa se animó cuando llegamos a una calle por la que transcurría una línea elevada de metro, flanquedada por comercios a ambos lados. En una de ellos compramos una cerveza de raíces que, en un alarde de bohemiedad, bebimos sentados en un sofá abandonado en plena calle. Hubiéramos llegado enseguida a Coney Island siguiendo la linea de metro. Pero nos desorientamos (es lo que tiene salir de Huesca) y alargamos la excursión un rato en el que pudimos visitar la Pequeña Odessa, una zona plagada de rusos y ucranianos, no precisamente pobres. Por fin llegamos al mar. Una perfecta playa de arena, nada que ver con lo que se estila por Inglaterra. Llamaba la atención el entorno, plagado de colmenones residenciales. Se me había metido en la cabeza ver un parque de atracciones del que sabía que estaba en Coney Island. Pero, como no, tomamos el camino equivocado, en sentido contrario. Tras la pateada de rigor, acabamos en Brighton Beach, otra playa bastante bonita, pero sin atracciones. Así que continuamos, hasta que un guardia de seguridad nos cortó el paso. No se trataba de una zona militar, sino de una universidad privada. Así que tuvimos que volver, escogiendo otra ruta que nos condujo a un canal absolutamente delicioso, con barquitos y terrazas. Allí preguntamos a un viandante ruso cómo ir a "la playa con atracciones". Nos dijo que era Coney Island, pero qué teníamos que coger un taxi. Buenos chicos nosotros, pateadores de enjundia y "ni un clavel". Así que patea que te patea, acabamos llegando a Coney Island tras pasar una zona con gran presencia judía. Pudimos visitar el deseado parque de atracciones, que me pareció un tanto decadente, lo cual para mí, le daba cierto encanto. Ya se había hecho de noche y no estábamos para experimentos, así que fuimos a la primera parada que encontramos y volvimos en metro a casa. Eso sí, antes pasamos por un establecimiento de comida rápida en el que se anunciaba el concurso anual de comer perritos calientes. El récord lo ostentaba un auténtico carpanta que engulló 54 "hot dogs" en 10 minutos.
Hay dos formas de hacer turismo. Planearlo todo y ceñirse al guión o tirar de talento natural. Siempre me ha gustado más la segunda. Se pierde mucho tiempo,y a veces no se llega a ninguna parte. Pero no hay nada comparable a encontrar una joya oculta e inesperada. Y en este periplo encontramos unas cuantas.

7 comentarios:

J dijo...

Talento natural os sobra a los dos y esa expedición extrema con salida en el mítico Verrazano bridge quedará para los anales como una nueva ruta insospechada abierta por dos expedicionarios oscenses adelantados a su tiempo. Honor y gloria a los pioneros!

Rufus dijo...

Efectivamente, estoy casi seguro de que nuestra ruta no la ha hecho nadie hasta ahora. Y me temo que nadie la volverá a hacer...

Jordi dijo...

Ei!!! Que bien que te lo montas!!!
Nosotros estuvimos en este parque tristón hace un par de años, parece sacado de una peli! Por cierto, cuantos hot dogs te comiste en el Nathan’s? Acabaste con las existencias?? con dos tuve suficiente!! Venga, a disfrutar del viaje!!

Rufus dijo...

Tú tampoco vives mal Jordi, que te has pateado ya medio mundo.
Como ya he dicho en la entrada, somos "ni un clavel", así que el Nathan´s sólo lo vimos por fuera. De todas formas al día siguiente sí que nos pusimos la botas comiendo. Lo cuento en la siguiente entrada.

Jordi dijo...

Somos "ni un clavel"?¿ no conocía esta expresión!
Tendremos que dejar los viajes para dentro de unos años, ahora empieza una nueva etapa en nuestras vidas. Sí, seremos uno/a más en la familia!!!

Rufus dijo...

Tú que eres catalán lo tendrías que saber :P "No gastar ni un clavel" es ser espartano y cauto a la hora de invertir el dinero. Es una política que suelo seguir en mis viajes.
¡Enhorabuena! Por ese motivo vale la pena dejar de viajar por un tiempo. Dale un abrazo a la Eli de mi parte. Espero que vaya todo muy bien.

Jordi dijo...

Muchas gracias!!!
Ya te contaré!!!
Y diviertete!!