El apartamento de la tentación

El otro día, tras dar unas cuantas vueltas en la cama sin que Morfeo tuviera a bien visitarme, me puse frente al televisor para ver si la habitualmente soporífera programación conseguía lo que no fueron capaces de lograr las ovejitas. No echaban NBA en la Cuatro (para mí lo único salvable de la prisaica cadena. Otras ni siquiera tienen algo que las salve) y cuando me disponía a volver al lecho, vi que empezaba una película española de los 70 en TVE. No quería quedarme hasta muy tarde, pero cuando vi la primera escena con José Sacristán y Juan Luis Galiardo no me puede resistir. Y la cosa se animó cuando apareció Carmen Sevilla en su esplendor. Me rendí al ver a la escultural Helga Liné y el remate fue la presencia del mítico Jaime de Mora y Aragón. Con un reparto tan estelar muy mal lo tenían que hacer el director o el guionista para que la película no fuera un éxito. Bueno, mi concepto de éxito no tiene por qué coincidir con el del resto de los mortales. En este caso el director no se complicó la vida. Hizo una comedia ligeramente picante (la censura empezaba a abrir ligeramente la mano, año 1971) en la que cada protagonista bordaba su papel. Por supuesto Galiardo era el galán del filme. Sacristán, el ingenuo. Jaime de Mora, el noble venido a menos. Carmen Sevilla, la sufrida esposa y Antonio Ozores, como siempre, protagonizando enredos.
No es una película que revolucionase el mundo del cine. Supongo que habrá sido crucificada cuando no ignorada por la crítica. Pero si el objetivo de una comedia es entretener y hacer reír, el apartamento de la tentación cumple con creces este objetivo. Cierto es que no me ha transmitido ningún mensaje, ni me ha removido los cimientos. Pero eso tampoco lo conseguirá ninguna españolada actual si ni siquiera me motiva para verla. Y esta ya ha conseguido ser una entrada de mi blog.
¿Cualquier tiempo pasado fue mejor? En el cine español, sin duda.